Silencio del Ejecutivo ante las graves acusaciones de Rodrigo Rato. Ni desmentidos ni explicaciones públicas después de que el exvicepresidente, otrora gran referente del PP, apuntara directamente contra Soraya Sáenz de Santamaría y parte del gabinete gubernamental. Especialmente duro fue con Luis de Guindos en un ajuste de cuentas muy calculado en plena Comisión del Congreso sobre la crisis financiera. "No se va a callar, Rodrigo puede ser muy mal enemigo", advierten quienes le conocen.
Mariano Rajoy, que inauguró su agenda exterior de 2018 en Roma con una cumbre de los líderes mediterráneos de la UE, no hizo declaraciones a los periodistas. Al término de la reunión, los mandatarios realizaron una declaración conjunta en la que los periodistas no tuvieron opción de preguntar. Tampoco quiso hablar la vicepresidenta, de la que Rato dice que informó a los medios de comunicación de su detención. Una denuncia, por cierto, que ya se escuchó en su día en círculos populares. Santamaría lleva días sin tener actos públicos.
"Nada", zanjaron los portavoces de Moncloa sobre una posible reacción oficial, tratando así de evitar que la polémica vaya a más. Sin cámaras delante, los entornos de algunos de los señalados por Rato sí se extendieron un poco más. Tajante fue el desmentido del equipo de Fátima Báñez. El exministro acusó a la titular de Empleo de advertir a su secretaria, una histórica del PP, de que se alejara de él porque iba a tener problemas con Hacienda. "Es completamente falso", aseguraron las fuentes consultadas. "La secretaria también lo ha desmentido. Está desesperado y es parte de su estrategia de defensa", añadieron.
Fuentes del Ejecutivo se reafirmaron en esa tesis: "Está desesperado" y su plan pasa por atacar a los ministros en activo que estuvieron en el momento de su caída definitiva. Y desde el PP, y sin entrar en ningún momento en el fondo de las acusaciones, Fernando Martínez-Maillo afirmó públicamente: "Sus declaraciones están teñidas de su ejercicio de defensa" toda vez se enfrenta a varios procesos judiciales y "cada uno se defiende como quiere". "Muy poca autocrítica y mucha defensa", resumió.
A partir de ahí, el coordinador general, hombre fuerte de Rajoy en Génova, sí quiso defender el papel de Guindos en la gestión de la crisis de Bankia. "Ahí están los datos, el Gobierno acertó", zanjó Maillo, que no mentó al resto de afectados por los ataques de Rato. "Lo importante es que Bankia es hoy seguramente el banco más solvente de España", declaró el propio titular de Economía, que aspira a un sillón importante en el Banco Central Europeo.
En síntesis, el deseo de Moncloa es que las acusaciones de Rato queden en una polémica de un día y no se le dé veracidad a sus palabras aunque Íñigo Méndez de Vigo tenga que pasar el trance de responder sobre ello este viernes al término del Consejo de Ministros.
Si bien, en el PP hay quienes sugieren que el exministro, muy dolido con Rajoy, todavía podría tener guardada más "munición". "Como empiece a ir a las tertulias de radio y televisión –el martes por la noche fue a Intereconomía– contando su versión de los hechos, tenemos un problema", según las fuentes consultadas. Entre otros motivos, según deslizaba un veterano parlamentario, porque "algunas de las cosas que dice pueden ser ciertas". "Yo entiendo que pueda estar enfadado, dolido, pero tiene que pensar también en el daño que puede hacer al que ha sido su partido durante tantos años", en palabras de un cargo en activo, que trabajó largo tiempo con él.