ERC prepara el terreno para intentar la investidura de Oriol Junqueras. De entrada, trata de hacerse con el favor de los cuatro diputados de la CUP. Los republicanos cederán un escaño a los antisistema para que disfruten de grupo propio y dejen solo en el gallinero al PP. Esos cuatro diputados radicales permitirían a la formación de Oriol Junqueras y Marta Rovira discutir a Junts per Catalunya, la plataforma del expresidente Carles Puigdemont, la hegemonía en el frente separatista.
Que Puigdemont le sacara dos diputados a ERC -34 a 32- no figuraba ni en las encuestas ni en las previsiones más optimistas del entorno del exalcalde de Gerona. ERC acusa a Puigdemont de juego sucio en la campaña electoral mientras que en el PDeCAT, agraviados por su papel marginal en la campaña e inexistente en la candidatura, no están dispuestos a dar cobertura a "su" candidato a cambio de nada.
La hipotética investidura de Puigdemont no sólo tiene que salvar el reglamento de la cámara catalana, que no permite de momento comparecer o votar por videoconferencia, sino las aspiraciones de ERC y las reticencias del aparato del partido postconvergente. Además, su lista ha otorgado la condición de diputados a un amplio grupo de personas ajenas a las prácticas parlamentarias y que tanto en ERC como en el PDeCAT consideran que deberán ser tuteladas en el día a día de la cámara.
Por si no fueran suficientes obstáculos, la formación heredera de Convergencia no disimula su inquietud por el carácter personalista de la candidatura de Puigdemont y la posibilidad de que sea el germen de un nuevo partido que supere de una vez el pujolismo. En este contexto, los jóvenes cuadros pedecatos, ayunos de cargos y agraviados, están dispuestos a fomentar la posibilidad de un gobierno presidido por Junqueras.
El "molt holograma president"
El Parlament ha dado los primeros pasos de una legislatura de horizonte tormentoso. De entrada, la diputación permanente presidida por Carme Forcadell ha decidido presentar un recurso en el Tribunal Constitucional por la aplicación del artículo 155.
La reunión del miércoles también sirvió para las primeras tomas de contacto entre miembros de JxCat y ERC. El excarcelado Jordi Turull avanzó la hipótesis de una investidura telemática, a lo que los republicanos replicaron que no estaban dispuestos a aceptar la figura de un "molt holograma president" y que Puigdemont basó su campaña en el retorno si cabía la posibilidad de reeditar el gobierno previo al 155, como así es.
Cita clave ante el juez Llarena
El resultado de la cita de Junqueras ante el juez Pablo Llarena en el Tribunal Supremo determinará el sesgo de las negociaciones de los separatistas para formar gobierno. El líder de ERC podría ser excarcelado el 4 de enero. En ese caso, la única opción de Puigdemont pasará por regresar a España, afrontar las consecuencias judiciales del golpe separatista y presentarse a la investidura con la venia judicial.
Si se queda en Bélgica, ERC tendrá pista para imponer a su candidato frente a lo que improvise el expresidente, que valora candidatear a Jordi Sànchez, el dos de su lista, también en prisión y que ha sido citado por Llarena para el día 11, o a Elsa Artadi, su coordinadora de campaña, valor en alza en el separatismo que rompió el carnet del PDeCAT el pasado verano.
Calendario
El nuevo Parlament se debe constituir antes del 23 de enero y será Mariano Rajoy, en virtud del 155, quien decida la fecha. La siguiente fecha límite es el 6 de febrero, día en el que debería comenzar el debate de investidura.
Los asesores de Puigdemont exploran una reforma previa del reglamento de la cámara en ese lapso para permitir una investidura telemática con el agravante de que hay cinco electos fugados y tres que podrían permanecer en prisión. Ahí es donde los teóricos del PP y el PSC atisban una ventana de oportunidad para la "ciudadana" Inés Arrimadas, candidata de la lista más votada.
Renuncias inevitables
La tesitura separatista depende de la suerte de Junqueras y de los movimientos de Puigdemont y los otros cuatro exconsejeros fugados. Se baraja la posibilidad de que los huidos Toni Comín y Meritxell Serret, de ERC, y Clara Ponsatí y Lluis Puig de JxCat, renuncien a sus actas, toda vez que si se mantienen en su situación no podrían votar.
Se preservarían las figuras de Sànchez y Joaquim Forn si salen de la cárcel, la de Junqueras aunque permanezca en prisión y la del expresidente en Bruselas, que puede recoger el acta por persona interpuesta y al que los republicanos ya han ofrecido una especie de presidencia honorífica en el extranjero, un papel parecido al de embajador volante que se otorgó a Mas cuando fue vetado por la CUP.
Con tales renuncias, las tres listas nacionalistas mantendrían aún la mayoría absoluta de 68 diputados. Desde la constitución del Parlament y hasta primeros de abril tendrán plazo para arbitrar una candidatura. De no conseguirlo, las nuevas elecciones deberían celebrarse a primeros de junio.