Sabía que se la jugaba. Su ausencia física durante toda la campaña obligaba a los suyos a apostar fuerte en el mitin de cierre en el que se esperaba el ansiado holograma. Pero al final, después de varios días "cebando" a su electorado con una página web creada para la ocasión megamitig.cat que incorporaba, incluso un reloj con una cuenta atrás y que iba a proyectarse en centenares de locales por toda Cataluña, Carles Puigdemont aparecía en un sencillo plató de televisión, alquilado en Bélgica, para pronunciar un discurso de no más de 20 minutos.
Una puesta en escena bastante pobre teniendo en cuenta las expectativas que su propia lista había generado para este cierre de campaña sin grandes titulares. El expresidente catalán ha vuelto a insistir en que las elecciones del jueves han sido "impuestas por la fuerza", que si siguen adelante es porque a ellos "no les dan miedo las urnas". Por eso ha pedido el voto para su candidatura, la de Junts Per Catalunya, en lo que considera la segunda vuelta del 1 de octubre porque avisa de que la mejor manera de hacer frente al 155 es la de volver a revalidar su cargo como presidente y evitar así, "un precedente muy peligroso para los próximos años" de perder peso el separatismo en las urnas.
Un "presidente que no ha dejado de ser legítimo", ha dicho en este último día de campaña en el que ha vuelto a dejar claro que está dispuesto a arriesgarse a ser detenido de ganar las elecciones el próximo 21 de diciembre. "Si es así, volveré con todo mi gobierno al Palau de la Generalidad" ha dicho Puigdemont en esta Plaza de la Virreina, en Barcelona, donde no se concentraban más de 800 personas, según los propios organizadores.
Aunque Puigdemont se empeña en no considerar al candidato de ERC, Oriol Junqueras, como su adversario, este martes había incluso una silla reservada simbólicamente a su nombre. Lo cierto es que a nadie se le escapa que, después del cuerpo a cuerpo en el que ya han entrado oficialmente, Puigdemont se ha esforzado estos últimos días en dejar claro que el de ERC es y seguirá siendo su número 2. Cualquier otro escenario, ha dicho Puigdemont, que no pase por votarle a él como presidente y restituir su antiguo gobierno será una derrota "de graves consecuencias". El expresidente avisaba: "El jueves está en juego el todo" en Cataluña.