Cuando pudo no quiso y cuando quiso, no pudo. Esto es, cometió un error de calado que le está costando superar porque ni los demás partidos políticos andaluces ni otros actores de la vida andaluza parecen dispuestos a facilitar una reentrada feliz de la presidenta de la Junta de Andalucía en los asuntos regionales.
En el pleno celebrado este miércoles para analizar la situación de Andalucía, así como para evaluar su gestión a la mitad de la legislatura, PP, Podemos, IU e incluso, si bien tímidamente aún, Ciudadanos, rebatieron con dureza los argumentos de quien ha estado fuera de la política andaluza desde hace meses y que, en un alarde de osadía, se apuntaba el tanto del descenso del paro en la región y el crecimiento del empleo en 380.000 personas.
Humilde el tono, ahora, y a pesar de que repetía promesas como la renta mínima social y otras, como matrículas universitarias gratis con un simple aprobado en la primera convocatoria o medidas para incentivar a las empresas andaluzas, la oposición en su conjunto, a derecha e izquierda, la atacó con una dureza pocas veces vista en la cámara andaluza.
Juan Manuel Moreno, que el PP andaluz da como seguro presidente de la Junta tras las próximas elecciones, dijo que ella había sido la peor presidenta de Andalucía porque ni sabe gestionar ni tiene equipo y, recoge ABC, que "todo lo que toca lo convierte en una chapuza", recordándole que su modelo político no lo quieren ni los socialistas.
Le recordó, además, que "se han cerrado más de mil camas en los hospitales, se han destruido casi seis mil empleos en Sanidad, casi se ha duplicado la lista de espera en Dependencia y el riesgo de pobreza ha aumentado en seis puntos". O sea, finalizó, que está "divorciada de la calle".
La "puñalada" del caso Valderas
La izquierda, que llegaba cabreada al Parlamento andaluz por la "puñalada" del caso Valderas, como la ha calificado el portavoz de IU, Antonio Maíllo, no quiere unir ahora su suerte a la de Susana Díaz, que ofreció incluso una "alianza social" a Podemos e IU por el desarrollo andaluz.
Naturalmente, Maíllo, que coincidió con el PP en que Susana Díaz representa lo peor de la política en España, señaló un camino sin retorno: cambio de rumbo, cambio de gobierno y cambio de actitud, en referencia al caso Valderas. Llegó a compararla con una "comercial" de El Corte Inglés y la tildó, subraya El Mundo, de "hooligan de la política" y actuar como un "jabalí herido".
La líder de Podemos, Teresa Rodríguez, le espetó que no gobernaría con ella "ni muerta" y le pidió que apoyase la moción de censura de Pablo Iglesias contra Mariano Rajoy en el Congreso. Además, dijo que las cuentas de la Junta eran "cuentos" y que se librase de una vez de su "hipoteca naranja".
Ni siquiera obtuvo el confortable calor político suministrado por Ciudadanos hasta hace poco. Marín, consciente de que su apoyo cas incondicional a Susana Díaz tendrá consecuencias internas, procuró ayer distanciarse acentuando su postura sobre el Impuesto de Sucesiones y Donaciones y desvelando que, a partir de ahora, la estabilidad que ofrece a su gobierno tiene contrapartidas que hay que cumplir.
La soledad de Díaz
La situación de las Universidades andaluzas, a las que la Junta de Andalucía les debe cantidades millonarias desde hace años, permite pocas bromas con los ingresos. De ahí que la gratuidad de las matrículas ha sorprendido a los rectores que no saben de dónde saldrá el dinero y que negocian con la Junta cómo se aliviará la deuda de 275 millones que mantiene con ellos. El más claro fue el rector de Jaén, al que la medida le parece "fantástica, siempre que el coste no redunde en las universidades".
El caso Valderas, suscitado por su ofrecimiento al exlíder de IU de un puesto remunerado inexistente hasta ahora y hecho a medida en la estructura de la Junta como Comisionado para la Memoria Histórica, ha provocado el aumento de su distancia con la izquierda comunista y la desconfianza de Ciudadanos y el PP. El PP pide que el puesto no sea remunerado y Ciudadanos dijo ayer que repensará su apoyo al nombramiento. De seguir adelante, Susana Díaz no podrá nombrar a Valderas, publicitando su soledad.
Su enemigo civil en las calles andaluzas, el médico Jesús Candel conocido ya como Spiriman, acaba de acudir a los tribunales en nombre de la Asociación Justicia por la Sanidad, acusando a la Junta de malversación de caudales, cohecho, prevaricación y falsedad en documento público.
No es una denuncia cualquiera al estar asesorada por el ex fiscal anticorrupción, Carlos Castresana. En ella, se expone como el Servicio Andaluz de Salud, entre 2008 y 2011, manipuló las listas de espera incumpliendo las propias normas desviando a la sanidad privada numerosas actuaciones por falta de medios públicos.