Rajoy dice que ya no cabe "la equidistancia" y los empresarios catalanes le trasladan su "miedo"
"¿Cabe esperar alguna cosa dentro de la política?", le preguntan los empresarios. Rajoy reclama la implicación de todos contra el pulso separatista.
Los empresarios catalanes preguntaron a Mariano Rajoy "qué solución" tiene ante el pulso separatista y "cuándo" terminará la escalada de tensión. Le transmitieron su "miedo" y aseguraron que existe una gran "incertidumbre" ante lo que pueda acabar ocurriendo. "La operación diálogo da lo que da de sí", le hizo llegar por escrito un miembro del Círculo de Economía, según su presidente. Juan José Bruguera reclamó, en nombre de todos, diálogo y un remedio político. "¿Cabe esperar alguna cosa dentro de la política?", escudriñó al presidente.
El jefe del Ejecutivo no se movió de su consabido discurso, cuya contundencia ha ido a más desde que este lunes se destapara la denominada ley de transitoriedad, pero se despidió de los empresarios haciéndoles una petición. "La equidistancia está muy bien pero no en todo momento ni en todas las facetas de la vida", subrayó, provocando el aplauso del auditorio. Esto es, no es el momento de guardar silencio ante el plan de Carles Puigdemont, al que no citó durante su intervención. Un llamamiento que hizo extensible a toda la sociedad.
Un año más, Rajoy no faltó a la reunión empresarial de Sitges. Iba cargado de buenos datos económicos y perspectivas esperanzadoras si no hay giros bruscos y continúa la estabilidad institucional, pero la amenaza separatista centró la preocupación de los integrantes del Círculo. El presidente fue categórico: "No voy a aceptar ningún referéndum", zanjó. Y, ante las peticiones de diálogo, rechazó que pueda negociar nada cuando "lo único que se pone encima de la mesa por parte de sus interlocutores es la liquidación de la soberanía nacional". "No lo podemos aceptar", contestó en varias ocasiones.
Bruguera incluyó la cuestión catalana en su discurso previo al de Rajoy y luego recogió muchas preguntas de los empresarios sobre lo mismo. Y el presidente avisó de que la ruptura sería "un trauma" para todos. "Las pretensiones de independencia son lo peor que nos puede ocurrir a todos. Rompe con siglos de historia y liquida todos los lazos que nos unen", censuró. "Se irán de Europa, digan lo que digan", destacó, al tiempo que alertó de que las consecuencias económicas serían "terribles". Citó a Luis de Guindos, que días antes participó en el foro, y que proclamó que la independencia hundiría el PIB de la región hasta un 30%. Además, mentó lo ocurrido en Reino Unido con el Brexit, aunque partiendo de la base de que aquella votación era legal y no así lo que se plantea en Cataluña. "A los británicos le dijeron que eso del Brexit era estupendo y que no iba a pasar nada", rememoró.
A partir de ahí, enfatizó que no permitirá ni la celebración de la consulta ni la consumación de la ley que en teoría permitiría la proclamación de la república catalana. "A mí se me pide algo que no puedo ni quiero hacer", repitió. "El derecho de autodeterminación no existe y el derecho a decidir es el de todos los españoles", resaltó ante los empresarios. "No se me da más margen. Si no acepto el referéndum, me presentarán una ley de transitoriedad" para "liquidar la Constitución en 24 horas". "Creo que esto no es normal, ¿a qué niveles de radicalismo vamos a llegar?", añadió, acusando a la antigua Convergencia de lanzarse a los brazos de "los extremistas de la CUP". "¿Les parece razonable?", preguntó a los empresarios.
Así, reiteró que no descarta la vía del diálogo, pero culpó al Gobierno catalán de obviar cuestiones como la financiación autonómica o las infraestructuras -que sí citaron los empresarios- para plantearle únicamente aquello sobre lo que no tiene margen alguno de maniobra. Y pidió la implicación de todos para pararle los pies. "Voy a hacer todo lo que esté en mis manos para que el sentido común se imponga" pero "cuando se trata de nuestro país, este no es un tema solo del presidente del Gobierno, es un tema de los diputados y de todos los que crean en su país. No es solo un tema de los políticos", se reafirmó. Y, una vez más, solicitó al PSOE que se mantenga a su lado ante la amenaza rupturista.
Los empresarios también le pidieron un mayor impulso reformista y sacaron a colación la corrupción como un elemento de inestabilidad. Sobre el segundo asunto, Rajoy no dijo nada en su intervención inicial pero, en el turno de preguntas, proclamó que "España no es un país corrupto" y solicitó recuperar la presunción de inocencia. "Hay que combatir la corrupción pero éste no es un país corrupto. Esto es importante", fueron sus palabras.
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