El rifirrafe se produjo sobre uno de los temas de más calado en el debate socialista y nacional en general: el modelo de España que proponen unos y otros.
Siempre volvemos a lo mismo. Nada de examen de hechos y conductas y siempre sectarismo lejano a toda perspectiva científica e incluso de sentido común.
Sólo una Iglesia corrompida en lo intelectual y enemiga frontal del verdadero mandato católico puede tolerar sin inmutarse espectáculos tan lamentables como el protagonizado por los obispos separatistas.