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Rajoy usa la crisis del PSOE y la propuesta de Iglesias de controlar a los jueces para zafarse de las acusaciones de corrupción

Dura sesión de control. Rajoy rechaza entrar "en el juego" de la oposición. Catalá se niega a dimitir y Zoido defiende a su número dos. 

Mariano Rajoy trató de zafarse de las acusaciones de corrupción dándole donde más duele a sus interlocutores políticos. La sesión de control al Gobierno, tras un mes sin preguntas en el Congreso, fue durísima para el jefe del Ejecutivo, que mantuvo en todo momento la calma. El PSOE llegó a pedir el cese de los ministros del Interior y de Justicia así como del secretario de Estado de Seguridad. Podemos centró sus críticas en el fiscal Anticorrupción, Manuel Moix, que sigue contando con el respaldo del Gobierno. Tras el duelo dialéctico, el presidente se fue del Congreso sin responder a los periodistas. "No por favor, es que todos los días...", contestó.

Era la primera vez que Rajoy daba explicaciones en la sede de la soberanía nacional tras el estallido del caso Lezo, el encarcelamiento de Ignacio González y la dimisión de Esperanza Aguirre, y PSOE y Podemos compitieron en dureza. Si bien, Rajoy rechazó entrar en su "juego" y se ciñó a la respuesta que llevaba preparada. No mentó en ningún momento al expresidente de la Comunidad de Madrid, con el que tenía una relación nefasta. A sus ojos, el Gobierno hace todo lo que puede, que es "mejorar los controles" para dificultar las conductas irregulares, apoyar a quienes tiene que perseguir el delito y "endurecer" la sanciones.

El socialista Antonio Hernando fue contundente. "Usted está acorralado por la corrupción de su partido", acusó a Rajoy. Le recordó sus palabras pidiendo disculpas por haber confiado en Luis Bárcenas y aseguró que "ya no cuela" y "no se va a poder escaquear" en la comisión de investigación sobre la financiación del PP, que se constituye este jueves. "¿No se da cuenta del daño que está haciendo a España?", interpeló al presidente. "El que la hace la paga ya no es creíble en su boca" ya que "no son vistos como luchadores contra la corrupción, sino como cómplices", endureció su ataque.

Rajoy le contestó que "intente construir" y dio a entender que la dureza de su intervención se debe exclusivamente a la crisis interna del PSOE. "Lo que ha hecho usted solo sirve para consumo interno", llegó a afirmar, no sin precisar que si se dedicara a echarle en cara la presunta corrupción socialista necesitaría más de un pleno. "No me llegaría la respuesta ni a 25 preguntas", fueron sus palabras."Tal vez tenga usted un problema interno que le obligue a la intervención de hoy", insistió, eludiendo las acusaciones de corrupción.

Pablo Iglesias recogió el testigo de Hernando y puso en duda la autonomía de la Fiscalía. El líder de Podemos se remontó hasta 2009 recordando "una cacería en Jaén" a la que asistieron el entonces ministro Mariano Fernández Bermejo y el juez Baltasar Garzón, encargado del caso Gürtel. "Escopetas, botas de vino, ambiente berlanguiano", decía el líder de Podemos desde su escaño. Y recordó las palabras de Rajoy entonces: "Usted, en aquel momento, dijo que aquello era un atentado a la calidad democrática" y pidió la dimisión del ministro de Justicia. "Usó usted unos epítetos llamativos: habló de un encuentro degradante y bochornoso. Terminó señalando que liquidaba cualquier apariencia de división de poderes y de imparcialidad de la justicia". "Creo que tenía usted razón y Bermejo dimitió", destacó.

"Ahora le pongo unas citas literales más recientes", prosiguió Iglesias, echando mano de las grabaciones en las que Ignacio González anticipó a Eduardo Zaplana la intención del PP de colocar a Moix en la fiscalía Anticorrupción. "A ver si podemos poner a Moix en Anticorrupción, es un tío serio. Si sale, es cojonudo. Esto se lo decía Ignacio González a Zaplana", gritó. "Señor Rajoy, no vamos a presentarle una moción de censura porque tengamos diferencias ideológicas sino porque ustedes están parasitando las instituciones del Estado", finalizó el secretario general de Podemos, no sin olvidarse de censurar a José Ignacio Nieto, que según la fiscalía podría haber informado al expresidente de la Comunidad de las investigaciones contra él.

De nuevo, en una preparada respuesta, el presidente pasó al ataque tras solemnizar que Moix trabaja con "total independencia y plena responsabilidad" amén de ser un fiscal "con amplia exitosa trayectoria". Esto es, sigue contando con su pleno respaldo. En concreto, Rajoy devolvió el golpe a Iglesias recordándole que, cuando ofreció al PSOE una coalición, abogó por jueces y fiscales "comprometidos" con el "gobierno de cambio" que pretendía conformar. La bancada del grupo popular le dedicó un largo aplauso.

El ataque al Ejecutivo por la presunta corrupción del PP continuó ya con el escaño de Rajoy vacío. Rafael Catalá y Juan Ignacio Zoido fueron los principales protagonistas de la ofensiva de la oposición. El primero, se vio en la obligación de anunciar que no piensa dimitir. "Estoy nombrado por el presidente del Gobierno; tengo la confianza de quien tengo que tenerla", recalcó el ministro. Mientras, el titular de Interior volvió a respaldar a Nieto, su número dos, cada vez más cuestionado. "El secretario de Estado respeta la división de poderes y los fiscales dejaron claro que en ningún modo le están imputando un delito", declaró, negando "novedades" pese al escrito de la Fiscalía. Según fuentes de la dirección nacional, la consigna es" aguantar el chaparrón".

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