Poble Lliure, una de las facciones mayoritarias en el seno de la Candidatura de Unidad Popular (CUP), tiene claro que la independencia no será un proceso "cívico, pacífico y festivo", como reza la propaganda oficial, sino que habrá que ejercer el uso de la fuerza al calor de la nueva legalidad catalana. La república no se alcanzará por las buenas prevén, sino que, como plantea la Assemblea Nacional Catalana (ANC), habrá que tomar las calles, las instituciones y las principales infraestructuras, puertos, fronteras, antenas de comunicación y autopistas.
El control absoluto del territorio es la clave para el éxito final del golpe y en Poble Lliure lo tienen tan claro que plantean la creación de los Grups de Defensa Territorial, una suerte somatén separatista y brigadas de la porra que garantizarían el orden público y la instauración de la legalidad de la Generalidad durante y después de la celebración del próximo referéndum, previsto para finales de septiembre.
A tal efecto se ha publicado la guía "2017. Referèndum i República", cinco mil ejemplares impresos con las instrucciones de la facción de la CUP, que no es precisamente la más radical, para afrontar los próximos meses en un clima de "conciencia" y "unidad de acción estratégica" para evitar "traiciones" y "desviaciones".
El panfleto coincide en síntesis con los planes elaborados por la Assemblea Nacional Catalana (ANC) para la fase definitiva del proceso separatista, un documento que promueve la ocupación de las calles como argumento definitivo para proclamar la república catalana. Ese objetivo queda perfectamente recogido en el manual cupero, un llamamiento a la organización de cuadrillas independentistas que velen por la celebración de la próxima consulta secesionista y la aplicación práctica del resultado.