La dirección nacional es consciente de que tiene un problema con el censo de afiliados. En junio, tras los congresos regionales y provinciales, Fernando Martínez-Maillo tiene previsto centralizar la información para coordinar los pagos así como las altas y las bajas, y conseguir así una cifra real de personas que conforman la base de la formación. Si bien, hasta entonces, la estrategia pasa por restar importancia a la baja implicación en las votaciones internas: "No todos los afiliados quieren participar", zanjó este lunes Pablo Casado.
El denominador común en todas las plazas en las que se han llevado acabo votaciones es que la participación ha sido mínima. Se abrieron las sedes y se colocaron las urnas pero apenas acudieron afiliados a ejercer su derecho al voto. Las alarmas sonaron al comprobar las inscripciones para votar –paso que era obligatorio-: solo el 10% de los teóricos afiliados se apuntaron. Y ello sin contar los problemas que hubo con aquellos que se registraron y no estaban al corriente de pago.
Ante tal panorama, algunos barones territoriales, como Cristina Cifuentes, no tuvieron más remedio que reconocer que el número real de afiliados es mucho menor al que todavía hoy se comunica oficialmente. Ya lo denunció Luis Asúa, el candidato alternativo del PP de Madrid, en plena campaña: "Después del caso Bárcenas, yo perdí dos tercios de nuestros ingresos en mi sede de Chamberí (…) Estamos en el hueso", dijo en esRadio. Finalmente, se inscribieron para votar algo más de 8.100 afiliados de los 94.000 oficiales que existen en la comunidad. De estos, un 74,8% acudieron a las urnas y Cifuentes arrasó con el 86,38% de los votos. En algunos distritos, como el de Villaverde, participaron poco más de 50 personas y en el de Centro un total de 72.
Los datos son igual de demoledores en la Comunidad Valenciana, que siempre ha sacado músculo por su número de simpatizantes. Un total de 7.006 afiliados de los alrededor de 140.000 que tiene oficialmente el PPCV se inscribieron para participar en las votaciones. Esto es, tan sólo un 6%. Isabel Bonig cosechó un apoyo superior al 97%. En Castilla-La Mancha, donde María Dolores de Cospedal ganó sin dificultad, fueron menos de 3.000 quienes se implicaron en las votaciones y en Andalucía, con Juan Manuel Moreno como candidato único, metieron su papeleta en la urna casi 14.000. En ambos casos, menos del 10% del teórico total.
Un último ejemplo, aunque en todas las regiones la historia se repite. En Cataluña, votaron el pasado sábado un total de 3.487 afiliados de los 34.307 censados. Por provincias, en Barcelona se acercaron a sus sedes 2.405 simpatizantes, 537 en Tarragona, 402 en Lérida y tan solo 143 en Gerona. Xavier García Albiol arrasó obteniendo el 98,65% de los votos.
Así las cosas, barones y altos cargos reconocen en privado que la situación es insostenible y que hay que hacer una revisión de los archivos aunque "nos pueda doler lo que nos encontremos". "Muchos están muertos", según un líder regional. Y de ahí que Maillo tenga como asignatura pendiente actualizar los censos y centralizar el sistema, según informó Casado al término del Comité de Dirección. Aunque, eso sí, tratando de vender la idea de que el número de afiliados es todavía muy elevado, mucho mayor al de resto de formaciones políticas. El argumento: en las votaciones no participan la totalidad de simpatizantes con carnet del partido. "No hay costumbre de votar pero nuestra base de afiliados sigue siendo muy grande", zanjaron al más alto nivel.
Cabe recordar que, en la última campaña electoral, Mariano Rajoy no se cansó de repetir que en cualquier rincón de España hay un afiliado enarbolando la bandera del PP. Hablaba de "más de 800.000 militantes" -en el congreso nacional, se eliminó ese término de los estatutos- en todo el territorio nacional.