La presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, presidió un acto de homenaje en recuerdo de las víctimas de los atentados del 11 de marzo de 2004, junto a la alcaldesa de la ciudad, Manuela Carmena, para recordar que Madrid permanece "unido" con las víctimas y contra el terrorismo.
En declaraciones a los periodistas, Cifuentes aseguró que es un día "muy emotivo" para todos los madrileños porque "los recuerdos son muchos" y, aunque han pasado trece años desde el atentado, los ciudadanos siguen demostrando un "comportamiento ejemplar" ante tan "terrible acto". Por su parte, la alcaldesa señaló que Madrid está "toda unida" con las víctimas e insistió en que este tipo de actos es "imprescindible" para reclamar que los atentados acaben "no sólo en Madrid, sino en todo el mundo".
El acto en recuerdo de las víctimas, comenzó puntualmente a las nueve de la mañana con el repique de las campanas de la Puerta del Sol, mientras la presidenta de la Comunidad y la alcaldesa portaron juntas una corona de flores en memoria de las víctimas.
A este acto también asistieron la delegada del Gobierno, Concepción Dancausa, y la presidenta de la Fundación de Víctimas del Terrorismo, Mari Mar Blanco y Alfonso Sánchez, presidente de la asociación 11M-Afectados por el terrorismo, entre otras autoridades de la Comunidad y el Ayuntamiento.
Junto a la placa que homenajea a los fallecidos, los heridos y a quienes les socorrieron aquel día, en la fachada de la Delegación de Gobierno, asistieron representantes de la Policía Nacional, Guardia Civil y asistentes del servicio de emergencias, mientras una decena de chelistas han tocado el himno de España en recuerdo a las víctimas.
En total 193 personas de 17 nacionalidades distintas -la española la más numerosa (143 víctimas)- perdieron la vida: 34 perecieron en el tren que explotó en la estación de Atocha; 63 frente a su paso por la calle Téllez; 65 en el de la estación del Pozo; 14 en el que estaba en la estación de Santa Eugenia y 16 en diferentes hospitales, la última murió en 2014 tras permanecer en coma diez años. A las 192 víctimas se sumó el policía del GEO Francisco Javier Torronteras tres semanas después, el 3 de abril de 2004, como resultado de las heridas sufridas cuando siete miembros del comando islamista autor de la masacre se suicidaron utilizando los explosivos que almacenaban en un piso de Leganés.