El titular de la iglesia de la Inmaculada en el barrio de Sanfeliu del Hospitalet del Llobregat, Custodio Ballester, está en el punto de mira del Ayuntamiento. Se suceden las mociones en su contra y la alcaldesa, la socialista Nuria Marín, se ha tomado la expulsión del cura como un asunto personal.
Ballester es reo de permitir que la Hermandad de Antiguos Caballeros Legionarios exhiba desde hace un par de años el paso del Cristo de la Buena Muerte en la procesión de Semana Santa que organiza la parroquia. Y también de haber aceptado el encargo de celebrar el pasado noviembre una misa por los difuntos de la Hermandad Nacional de la División Azul. Ballester cedió además la parroquia para una jornada de conferencias sobre la participación de los combatientes españoles en el frente de Rusia durante la II Guerra Mundial. En todo momento se insistió en que el propósito de esa jornada era de carácter histórico y cultural, sin reivindicaciones políticas de clase alguna.
Marín vio una nueva oportunidad para arremeter contra Ballester, que lleva casi tres lustros al frente de una las parroquias más concurridas de la ciudad. El PSC volvió a exigir al Arzobispado de Barcelona la expulsión del cura. Juan José Omella llamó a capítulo al párroco y le pidió "prudencia". En un contexto de demonización del Ejército y desprecio por la Iglesia, las actividades "conjuntas" del sacerdote llaman un tanto la atención.
Dado que las gestiones "diplomáticas" del Ayuntamiento han fracasado, Marín ha optado por intentar un levantamiento popular contra el cura a través de la asociación de vecinos del barrio y de un grupo denominado "Unidad contra el Fascismo". Ambas entidades han suscrito un manifiesto en el que exigen a Omella el cese del cura porque "fomenta ideas anticonstitucionales". Además, amenazan con que "no nos quedaremos de brazos cruzados". También se acusa al sacerdote de predicar contra el aborto y de haber servido en el Ejército antes de tomar los hábitos. Por si no fuera suficiente, anda por Hospitalet en clergyman.