En un primer momento, Mariano Rajoy aseguró que era esencial aprobar las cuentas públicas para 2017. Los Presupuestos se prorrogaron, en teoría, para tener más margen de negociación. Se habló de enero, febrero y, finalmente, el presidente anunció que a finales de marzo se presentará el proyecto. Prometió un "esfuerzo" en la negociación, y citó expresamente al PNV. Si bien, con el paso de los días, crecen las voces en el PP que apuntan a que, al final, los PGE se quedarán como están. Esto es, seguirán prorrogados por falta de acuerdo.
Oficialmente, el Gobierno niega que haya tirado la toalla. Desde Moncloa se insiste en la "importancia" de tener unas cuentas actualizadas y recuerda su impacto en las comunidades autónomas y las entidades locales, sea cual sea su color político. Y de ahí que, además de al PNV, se lancen mensajes públicos al PSOE. "Confío en su responsabilidad por el bien de todos los españoles", señaló esta misma semana Íñigo Méndez de Vigo, el portavoz del Ejecutivo. "La confusión reina en Europa" y "España necesita estabilidad", razonó, y pidió a los socialistas que antepongan los intereses nacionales a los internos.
Si bien, a partir de esa respuesta oficial, empiezan los matices. Para empezar los del propio Rajoy, que tanto en público como en charlas informales desliza que "lo importante" ya está aprobado con el respaldo de la gran mayoría del Congreso. A saber, el techo de gasto y los objetivos de estabilidad presupuestaria. Una base "con la que ir tirando", según fuentes del Ejecutivo, aunque "lo idóneo" sería sacar adelante los Presupuestos del año ya en curso.
En este contexto, un miembro de la dirección nacional reconoció este mismo miércoles que "hoy por hoy" la negociación está enquistada y se mostró bastante pesimista. "El acuerdo es bastante difícil", subrayó, poniendo el acento en la grave crisis interna de los socialistas. "¿El PNV? Se intentará, pero tendría que ser una acuerdo muy potente" para así presionar posteriormente al PSOE, argumentó. Y los nacionalistas vascos reiteraron, al menos el día 1 de febrero a primera hora, que no existen avances. "No hemos tenido ni un solo contacto sobre los Presupuestos hasta el momento, ni con el PP, ni con el Gobierno, ni con personas interpuestas, nada de nada, ni una llamada", afirmó Andoni Ortuzar, en una entrevista en Radio Euskadi. Eso sí, se mostró dispuesto a negociar. "Cuando recibamos a la invitación, acudiremos", dijo.
Según Europa Press, en el Ejecutivo ya sopesan incluso desplazar la negociación presupuestaria a la vuelta del verano, cuando haya que presentar el proyecto de 2018. Y es que, aunque ahora se pudiera superar por la mínima el debate de totalidad, gracias básicamente al PNV, las cuentas podrían acabar siendo alteradas por la oposición vía enmiendas en el trámite parlamentario. "Y no sabemos lo que ocurrirá con el PSOE", se reafirmaron las fuentes consultadas. Rafael Hernando lo llegó a sugerir públicamente, aunque poco después fue desautorizado.
Una ausencia de Presupuestos que afectaría al nuevo modelo de financiación. En la conferencia de presidentes celebrada en el Senado sea acordó que la reforma debe de estar aprobada antes de que concluya un año pero, sin las cuentas de este 2017, tendría que retrasarse. "Sin PGE, no habría modelo. Y, además, no hay dinero para las demandas de todos", en palabras de un miembro de la dirección nacional.
Sea como fuere, hasta el último momento, Rajoy lanzará la idea de que está negociando y tiene intención de aprobar los PGE. Y, en paralelo, rechazará tajantemente la posibilidad de que España esté abocada a nuevas elecciones. "Voy a intentar que esta legislatura dure cuatro años, que sea larga y que sea fructífera. Voy a hacer todo cuanto esté en mi mano para no adelantar. No quiero adelantarlas", no para de repetir en sus declaraciones públicas. Aunque, en Moncloa, miran de reojo a Ferraz. "Todo depende del PSOE".