Mariano Rajoy parece desenvolverse con cierta soltura en el actual contexto político. Esta semana se alejó de los focos y recuperó la negociación entre bambalinas, especialmente con el PSOE, como siempre le ha gustado. "Estamos satisfechos", reconoció su portavoz, que citó expresamente los resultados del Consejo de Política Fiscal y Financiera. Esto es, el primer gran acuerdo económico con los socialistas. "Es un paso muy importante", incidió Íñigo Méndez de Vigo, en relación a la aprobación del techo de gasto.
Así, superado el trance de anunciar una nueva subida de impuestos y negar que esto suponga hacer añicos el programa electoral del PP, el Gobierno afronta la nueva fase de las negociaciones con cierto optimismo. Atrás quedaron las previsiones agoreras. En estos momentos, Rajoy ve más posible que nunca sacar adelante las cuentas públicas, y ya se están llevando a cabo movimientos en este sentido. El más tangible con el PNV, toda vez Soraya Sáenz de Santamaría anunció que se retirarán algunos recursos contra el Gobierno vasco interpuestos ante el Tribunal Constitucional. "Estamos hablando", afirmó a las claras en una charla informal con periodistas el martes.
Pero, además, el presidente y sus negociadores se han mostrado en general bastante cómodos en sus contactos con el Partido Socialista. En palabras de Rajoy, Javier Fernández no tiene nada que ver con Pedro Sánchez, y ese cambio de actitud está siendo clave, aunque en teoría el "no" del PSOE a los Presupuestos se mantiene. "Ya veremos, esto lleva sus pasos", quiso dejar la puerta abierta Méndez de Vigo, que una y otra vez prometió diálogo con las fuerzas políticas. "Paso a paso". Sin micrófonos encendidos, desde el Ejecutivo se felicitaron por "la alianza de facto" con los socialistas.
"Desde el Gobierno apelamos al diálogo responsable y constructivo porque creemos que es el camino idóneo para llegar a soluciones acertadas con aportaciones de todos", afirmó el portavoz, sin pillarse los dedos en ningún momento. Y, como es habitual, tuvo un gesto con Ciudadanos al recordar que gracias a sus votos Rajoy pudo ser investido presidente. "Hemos hablado con ellos de todo", remacharon fuentes del Ejecutivo, en relación a la queja de Albert Rivera de enterarse por la prensa de los acuerdos alcanzados entre el PP y el PSOE.
La difícil relación con Ciudadanos
Oficialmente, desde Moncloa se negó ningún tipo de problema con el partido naranja. Si bien, la distancia de Cristóbal Montoro con Ciudadanos parece evidente, a tenor de los comentarios que salen del propio Ejecutivo. Como también que Luis de Guindos lidera la aproximación a Rivera, aunque el titular de Economía negó públicamente disputas de ningún tipo. "Les estamos escuchando y negociando con ellos. Pero nosotros somos los que estamos en el Gobierno, al que ellos no quisieron entrar. A partir de ahí, sin el PSOE, son decisivos para sacar adelante los Presupuestos y Rajoy lo sabe", subrayaron las fuentes consultadas.
Mientras, Rajoy optó centrarse en la negociación a puerta cerrada y evitar las preguntas de los periodistas. Tuvo dos reuniones tras las cuales, en teoría, debería de haber comparecido en rueda de prensa conjunta. El lunes, tras su despacho con Tabaré Vázquez, su homólogo de Uruguay; el jueves, tras poner al día a Jean-Claude Juncker, el presidente de la Comisión Europea. Si bien, en ambos casos, se optó por un comunicado. En paralelo, la sesión del control al Gobierno la solventó sin mayores dificultades y luego tuvo un par de discursos económicos, uno de ellos junto con Mario Draghi, sin opción a preguntas. "La verdad es que está muy tranquilo, pero eso no es noticia", según uno de sus asesores.
Un sosiego solo interrumpido por la decisión de subir los impuestos, en contra de lo prometido en campaña. Un hecho, por cierto, que escama a sectores importantes del PP y que pone en un brete a los portavoces del partido, como ya publicó este diario. Si bien, en Moncloa quisieron quedarse con lo positivo, que a sus ojos es el consenso cosechado. "Va a ser preferible que nos entendamos con los que suman con holgura por encima -en relación al PSOE- y no empezar a buscar el voto marginal que en algún momento habrá que buscar", según Montoro, que una vez más tuvo que dar la cara ante la subida impositiva. "No había promesa electoral de bajar los impuestos", dijo.