No habrá más democracia interna del PP, al menos hasta después de que Mariano Rajoy sea reelegido presidente de la formación. La fórmula para su designación será la establecida en el cónclave de 2012 celebrado en Sevilla, y que queda recogida en los estatutos. No habrá cambios. "Serán proclamados candidatos ante el congreso del partido aquellos que tengan el apoyo, al menos, del 20% de los compromisarios", se puede leer en la documentación oficial de Génova.
Así las cosas, Rajoy será proclamado candidato, y votado presidente, a través del sistema de compromisarios y no habrá elección directa. Nada de "un militante, un voto", como reclamaron barones como Cristina Cifuentes o Isabel Bonig y se sugirió por parte de los nuevos vicesecretarios generales. Las posibles modificaciones se estudiarán y votarán en el congreso de febrero, pero la elección del presidente se hará de acuerdo a las normas de Sevilla. "El sistema actual se mantiene" y los cambios "serán a futuro", confirmaron a este diario fuentes al más alto nivel.
Según los estatutos, en su artículo 31, "la elección del presidente nacional se llevará a cabo mediante compromisarios elegidos en listas abiertas" y solo con el apoyo de "100 militantes" puedes optar a la pugna. Si bien, en la práctica, las direcciones regionales y locales tienen un control prácticamente total de los compromisarios amén de que los diputados, senadores o concejales son ya de por sí "compromisarios natos".
Ante este panorama, Isabel Benjumea, responsable de la Red Floridablanca, asegura por ejemplo que los estatutos permiten hacer cambios ahora para que toda la militancia pueda implicarse en la votación. "Lo primero que hay que hacer es actualizar el censo –actualmente no sabemos cuántos afiliados hay– y luego hacer a todos los militantes compromisarios", argumentó en charla con este diario.
Un extremo que rechazan desde Génova, donde dan por descontado que Rajoy será reelegido por aclamación y sin rival. El Congreso se celebrará con dos años de retraso, según los propios estatutos, como se quejó José María Aznar justo después de las elecciones de hace un año. "Por estatutos tiene que celebrarse" y "debe ser abierto para que los militantes puedan definir el futuro de nuestro proyecto y elegir la dirección del partido", reclamó. Entonces, el presidente le contestó que el Congreso no llegaría hasta que se resolviera la situación política. Ahora, la dirección nacional aclara que los ajustes estatutarios se llevarán a cabo, si corresponde, en una ponencia que se celebrará en dicho cónclave.
En varias ocasiones, el propio Rajoy quiso dejar claro que se encuentra cómodo con la fórmula vigente, que le hace directamente candidato en caso de nuevas elecciones sin tener que celebrar otro Congreso, y miró al PSOE para dejar claras sus dudas sobre las primarias. "No será un congreso de trámite" sino que servirá para que el partido "presente su propuesta actualizada y profundice en sus señas de identidad", proclamó Fernando Martínez-Maillo, tras hacer el esperado anuncio, al término del Comité de Dirección. El próximo lunes, se celebrará una Junta Directiva Nacional –el máximo órgano entre congresos, controlado al 100% por Rajoy– para decidir el comité organizador, las ponencias que se van a debatir y el número de compromisarios convocados.
Así las cosas, la gran duda en el partido es si Rajoy seguirá contando con María Dolores de Cospedal como secretaria general, como así sugirió ella misma la pasada semana. Según algunas fuentes, el presidente pactó con ella su continuidad cuando la nombró ministra de Defensa. "No os vais a librar de mí", bromeó poco después con los periodistas. Maíllo, por si acaso, no quiso pillarse los dedos en una cuestión tan delicada internamente: "Yo comprendo que hay muchas especulaciones pero vamos simplemente a esperar", contestó.
Los periodistas insistieron, y el vicesecretario de organización, que se sabe en las quinielas para dar el salto a número dos, tiró incluso entre bromas del hecho de que Rajoy aún no es candidato oficialmente. "No hay ni siquiera candidato. ¿O saben ustedes quién es? Yo, oficialmente, no lo sé", afirmó, informa Alicia González.
A partir de ahí, se afanó en defender que Cospedal pueda ser ministra y secretaria general, como sucedía con Aznar. Un extremo puesto en entredicho en privado por algunos barones de la formación. De hecho, dentro de la propia cúpula nacional llegó a darse por descontado que Cospedal daría un paso atrás en el próximo congreso, aunque antes planteara cuantas batallas internas fueran necesarias. Su entorno, mientras, se mostraba taxativo: "Si Rajoy sigue, ella también".