Los actos que a día de hoy organiza José María Aznar poco tienen que ver con el actual Partido Popular. De hecho, desde hace tiempo, en las primeras filas nunca hay ministros o miembros de la cúpula nacional. Y el contenido de los mismos tampoco ayuda a una reconciliación que en estos momentos no busca ninguna de las partes, más aún después de que la Fundación FAES, que dirige el expresidente, anunciase que se desvincula del PP y renuncia a las subvenciones públicas que percibía por ser una 'fundación de partido'.
Este martes, se vivió otro capítulo más de ese divorcio. Se inauguraba el curso académico del Instituto Atlántico, y Aznar recurrió a Manuel Pizarro para la presentación. El expresidente de Endesa y otrora referente económico del PP fue durísimo con Cristóbal Montoro. "Los expedientes fiscales no pueden andar por la calle", denunció, en relación a la filtración de los datos tributarios de su anfitrión. El ministerio de Hacienda, se quejó, no está "para ajustar cuentas".
Montoro, muy distanciado con quien fue su primer jefe político, acudió despreocupado al Congreso de los Diputados tras la andanada. De hecho, en el PP cada vez molestan menos los recados de Aznar o "sus próximos". Escuchando a Pizarro estuvieron Ana Botella, Josep Piqué o Gabriel Elorriaga, pero ningún miembro de la dirección. "La Hacienda está para recaudar tributos. No está para hacer ingeniería social ni para ajustar cuentas con nadie", continuó Pizarro, tal y como recoge Europa Press. "No puede haber impunidad en el cumplimiento de la ley. Si no se hace cumplir la ley, la justicia no vale absolutamente para nada", dijo en otro momento de su intervención.
El mensaje de Aznar
Los focos, en todo caso, los acaparó una vez más Aznar, que lanzó uno de sus crípticos mensajes. "Quienes aman la verdad deben aprender a tener paciencia y confiar en los efectos clarificadores del tiempo. Pero no porque el tiempo dé o quite razones, no porque el tiempo ponga a cada uno en su sitio o no porque el paso del tiempo sea el mejor juez, sino porque lleva algún tiempo juzgar la historia, poner a cada uno en su sitio y dar y quitar razones", afirmó, no sin subrayar –hablaba de la situación en Cuba– que dicho consejo podía aplicarse "a la vida en general".
Mucho más claro fue por escrito, a través de su cuaderno de pensamiento político, enviado a los medios solo horas antes del acto para que la expectación fuera todavía mayor. "Un Gobierno por descarte" no será suficiente para que España aborde "las reformas que necesita", se puede leer en el texto de FAES, en clara referencia al difícil escenario al que se enfrentará Mariano Rajoy en caso de que logre ser investido presidente.
Como trasfondo, además, el lamento del entorno de Aznar de que la actual dirección haya querido acabar "con su pasado" político construyendo otro muro tras la declaración de Francisco Correa, de la que nada quiso comentar el expresidente pese a las preguntas de los periodistas. Génova se apresuró a transmitir que lo dicho por el cabecilla de la Gürtel "nada tenía que ver" con Rajoy toda vez "rompió relaciones con el PP en 2004", cuando él se hizo con la jefatura de la formación. "Igual habría que preguntar a Aznar", deslizaron desde la actual dirección nacional.