Rajoy, muy tranquilo, espera desde la barrera la caída de Sánchez
Moncloa asegura que Sánchez dio a entender a Rajoy que se abstendría tras el 25-S. “Ahora toca esperar”, zanjan en Génova.
Mariano Rajoy observa el desmoronamiento del Partido Socialista desde la barrera. Está "muy tranquilo", según reconocen sus colaboradores, a la espera de que se aclare la situación. No se le ha vuelto a ver desde el Comité Ejecutivo del lunes por la tarde y, en principio, seguirá sin agenda pública hasta la reunión del Consejo de Ministros del viernes. "Ahora toca esperar, somos espectadores", en palabras de un integrante de la dirección nacional.
"Con Pedro Sánchez al frente del PSOE, España está abocada a terceras elecciones", zanjaron desde el equipo del presidente en funciones antes del 25-S. Después de los comicios, como se encargó de remachar Rajoy ante los suyos, los socialistas sacaron "los peores resultados de su historia" en Galicia y País Vasco. "Hay unas reglas de juego y unas maneras de comportarse y yo no me las he saltado. Mi interlocutor es el señor Sánchez y no voy a zascandilear", contestó en rueda de prensa, aunque con una media sonrisa admitió que no pensaba llamarle.
En privado, Rajoy no esconde su animadversión hacia Sánchez, y quiere que caiga. A su juicio, no tiene sentido de Estado y solo busca su supervivencia. Según su entorno, ha puesto mucho de su parte para intentar mantener una relación cordial con él pero "ha sido imposible". De hecho, Moncloa aireó la tesis de que Felipe González acierta cuando dice que el líder socialista prometió abstenerse tras las vascas y gallegas ya que "así se lo dio a entender también a Rajoy", según las fuentes consultadas.
Así las cosas, en estos momentos Rajoy simplemente se dedica a esperar para, llegado el caso, mover ficha. "Yo he hecho todo lo que podía hacer", suele decir el líder del PP, para a renglón seguido recordar que planteó al PSOE una gran coalición, después pactos de Estado en las cuestiones cardinales y, finalmente, que le dejara gobernar en minoría. Pero, sin Sánchez, la cúpula del PP transmitió que "hay opciones" de evitar otras elecciones y Rajoy iniciaría de nuevo los contactos. "Por supuesto, lo volveríamos a intentar", respondieron sin cámaras delante, aunque siempre "preparados" para las urnas.
Mientras, públicamente, el PP se dedicó a ignorar a Sánchez y a dedicar buenas palabras a la formación rival. "Deseamos todo lo mejor al PSOE, lo digo sinceramente. Pensamos que en España es fundamental que haya un partido de izquierda moderada que sea fuerte y que sea alternativa al PP", llegó a declarar Pablo Casado, el vicesecretario de comunicación. "Es tan imprescindible que necesitamos su abstención para poder gobernar", añadió, no sin reseñar su "total respeto" a los procedimientos internos de Ferraz. Incluso Rafael Hernando se mantuvo fiel a la estrategia y no lanzó ningún recado al todavía secretario general socialista.
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