Mariano Rajoy iniciará este jueves los contactos con el resto de fuerzas políticas para tratar de desbloquear la situación y que pueda gobernar, ya sea gracias a una gran coalición o en solitario. "Hay que tomarse las cosas sin prisas pero sin pausa", afirmó en Bruselas, para a renglón seguido reiterar que todo ha de quedar resuelto antes del mes de agosto. "Si no hay voluntad de entendimiento, no quiero ni pensar lo que puede ocurrir", presionó a sus interlocutores, en relación a otras elecciones.
Nadie en la capital comunitaria quiso poner en duda que, esta vez sí, Rajoy aceptará la petición del Rey y logrará superar la investidura. Le felicitaron por su triunfo varios líderes europeos, entre ellos el francés François Hollande y la alemana Angela Merkel. El más expresivo fue el presidente del Consejo Europeo, con el que Rajoy mantiene una estrecha relación, amén de que forma parte del PP Europeo. "Tu victoria es la mejor noticia que he recibido desde diciembre", le vino a decir Donald Tusk, según fuentes gubernamentales.
Con este espaldarazo, y con la fuerza de sus 137 escaños, Rajoy volvió a reclamar al PSOE y a Ciudadanos que cedan y reconsideren su posición. "Lo más razonable es que, a la mayor celeridad posible, podamos tener un Gobierno", destacó en una conferencia de prensa. Según dijo, España no puede seguir "indefinidamente" con un Ejecutivo en funciones, y recordó que las decisiones que puede tomar Moncloa son "pocas" desde el pasado 21 de diciembre.
Rajoy se extendió en ese argumento. "Tenemos que ser rápidos, diligentes y constructivos", y sacó a colación la fecha del 19 de julio, día en el que se constituyen las Cortes. Entre las cosas que hacer, y lo antes posible, puso encima de la mesa los Presupuestos Generales del Estado. Deberían estar aprobados el 1 de octubre, pero antes habrá que negociar, y ya deslizó que no será fácil. "Todo eso lleva un tiempo y requiere esfuerzos", fueron sus palabras.
El objetivo de Rajoy es que Pedro Sánchez no vaya con un "no" en la boca al despacho de Moncloa y, a partir de ahí, pueda empezar la negociación. Si bien, hasta conocer de primera mano la voluntad de su interlocutor socialista, no quiso adelantar acontecimientos. "Escucharé lo que planteen los demás y veremos las posibilidades de entendimiento. Lo más importante es tener la voluntad de dar salida a esta solución", arguyó en varias ocasiones.
Si Sánchez cede, Rajoy nombrará una comisión negociadora. Y está dispuesto a hablar prácticamente de todo, tal y como ya avanzó este diario. Desde una reforma de la Constitución a la presidencia del Congreso pasando por retoques a la vigente reforma laboral. "No tengo nada predeterminado, lo primero es explorar la voluntad que tiene cada uno", se reafirmó. El lunes, al término del Comité Ejecutivo, no descartó la posibilidad de un vicepresidente socialista ni tampoco ministros del partido naranja. Alfonso Alonso llegó a reconocer que "será generoso y abierto" si hay margen de maniobra.
Rajoy quiere ver primero a Sánchez y después a Albert Rivera, aunque ni con esto quiso pillarse los dedos y rehusó dar cualquier tipo de detalle. Eso sí, se reunirá con ellos por separado, a solas. Y, aunque un sector del PP sugiere que Ciudadanos ha de ser la prioridad, el presidente en funciones sigue exhortando que lo primero es saber qué pasa con el PSOE. Y ya avisó de que "estaríamos ante una situación realmente preocupante" si los vetos continúan intactos.
Una presión que también se llevó a cabo desde España, en voz de varios miembros del Gobierno y del Partido Popular. "España necesita un gobierno", explicó el citado Alonso, que reclamó "responsabilidad" y "actitud positiva" a los partidos que sean llamados a negociar. Esteban González Pons fue muy duro con Rivera, que calificó de "infantil". "La primera medida de regeneración es aceptar el resultado de las elecciones y Rivera parece que quiere regenerarlo todo menos a sí mismo", dijo en Antenas3. Después, se reafirmó en esRadio: "No entiendo su actitud, en cualquier país estaríamos hablando de acuerdos".
González Pons rechazó que el segundo o el cuarto puedan pedir la cabeza del primero, y así lo repitieron también prácticamente todos en el PP. Tanto en Génova como en Moncloa alegaron que, más que una línea roja, es una evidencia. En palabras de Rafael Catalá, los casi ocho millones de votos demuestran que "hay un apoyo mayoritario al PP y a que el gobierno esté liderado por Rajoy".