Mariano Rajoy no se moverá de sus postulados. Bajo ningún concepto, a tenor de sus declaraciones en público y en privado. "Si se produce un resultado similar, voy a hacer exactamente lo mismo" que en diciembre, declaró en un desayuno organizado por El Periódico en Barcelona. A saber, volverá a ofrecer una gran coalición al PSOE extensible a Ciudadanos y, en caso de que le digan que no, reclamará que le dejen gobernar en solitario. "Es lo democrático", defendió en varias ocasiones.
En la recta final de la campaña, el presidente en funciones reiteró que pretende resistir, que no habrá giros en su conducta pese a las presiones que prevé su equipo tras el domingo. "No veo ninguna razón para que no se pudiera llegar a algún entendimiento. El verdadero cambio político llegará el día en el que, con naturalidad, PP y PSOE se entiendan. Es lo civilizado, lo que pasa en Alemania y Austria", argumentó una vez más. "Lo ideal es que haya un gobierno pactado para cuatro años", insistió.
Para lograrlo, Rajoy se revolvió contra los vetos. "Es la negación de la política", dijo. "Eso de que yo me voy o me dejo de ir, esas cosas que se dicen por ahí (…) hay que respetar la voluntad de la gente", se defendió, provocando el aplauso de los asistentes. "Si la gente dice que el PP y su candidato es lo más votado, ¿por qué se tiene que ir? ¿y todos los demás se tienen que ir?", continuó, para a renglón seguido repetir que lo más sensato sería un gran pacto de Estado.
Se le preguntó si daría un paso atrás en caso extremo, para evitar la llegada de Pablo Iglesias al palacio de la Moncloa, pero rehusó contestar. No ve otra posibilidad que seguir al frente del Gobierno, aunque sea en minoría, cosa que -admite- no es lo ideal. "Como lo único que no se puede hacer es repetir las elecciones, que sería un disparate, yo estoy dispuesto a gobernar en solitario", fueron sus palabras.
El director de El Periódico, Enric Hernández, le dijo en un momento del acto que, si ninguno de los candidatos cede, la situación de bloqueo podría volverse permanente. "Hay un debate poco serio en esta campaña, nadie plantea nada. Yo voy a hacer lo mismo que el día 20 de diciembre, los vetos es lo más contrario que hay a la política", se reafirmó en sus postulados.
De hecho, ya avanzó que no irá a la investidura en caso de que no logre lo que busca. "¿A qué vamos a ir?", se preguntó, y los suyos volvieron a aplaudirle. En este sentido, desveló por primera vez públicamente que él propuso que, tras los anteriores comicios, fuera el Congreso el que fijara el plazo para que empezaran a correr los dos meses hasta la convocatoria de elecciones. Esto es, que Pedro Sánchez no se hubiera presentado por falta de apoyos. "Yo planteé esa alternativa, es una posibilidad", afirmó, también de cara al futuro próximo.
En todo caso, por dos veces, Rajoy rechazó la posibilidad de otros comicios. "Como español, no contemplo ese escenario", destacó, aunque lo esté usando para presionar a sus adversarios. Quienes hablaron con él en la ciudad condal, le vieron tranquilo, con unas encuestas internas cada vez mejores. "La clave está en si Podemos supera el PSOE y Sánchez es obligado a irse", adujeron desde el entorno del presidente. "Nadie se querrá responsabilizar de otras elecciones y nosotros somos los que vamos a ganar", añadieron.
Tras las preguntas de los periodistas en Barcelona, llegó el momento de subirse al mitin, y Rajoy recuperó el consabido mensaje de que hay que concentrar el moderado voto en torno al PP. Fue ya por la tarde en Torrijos, Toledo, y con una mención concreta sobre el partido de Albert Rivera. "El voto a Ciudadanos no es un voto útil para parar a los extremistas, a los radicales, no es útil para que los moderados lleguen al gobierno y hagan políticas reformistas", advirtió sin medias tintas.