Mariano Rajoy se resiste a pensar que España esté abocada a unas terceras elecciones, aunque no lo descarta al 100%. Supondría un ridículo mundial, según afirmó en una conversación informal con periodistas. Cerradas las urnas, volverá a ofrecer una gran coalición al PSOE -que es con el único que espera sumar- extensible a Ciudadanos, y en caso de que se nieguen, les pedirá que se abstengan para que pueda gobernar en minoría. A sus ojos, no hay otra alternativa, aunque reconoce que le será muy difícil sacar adelante los Presupuestos, y esto podría provocar una enorme desconfianza en los mercados.
Según reclamó, todo debería quedar resuelto antes del mes de agosto. Para ello, Rajoy esperará a comprobar si el PSOE y Ciudadanos mantienen sus vetos -en política todo cambia con facilidad, vino a decir- y qué ocurre con el futuro de Pedro Sánchez, del que se negó a hablar. Sea como fuere, a sus interlocutores políticos les pedirá celeridad, y puso encima de la mesa un dato: desde el pasado mes de julio no se aprueba un decreto ley en España.
Hasta que toque abrir ese capítulo, el presidente en funciones insistirá en la necesidad de concentrar en su partido el voto moderado. Sin cámaras delante, cogió un cuaderno para explicar la situación que ocurre en Guadalajara, donde el PP podría ganar un escaño más con respecto al 20 de diciembre si Ciudadanos cae lo suficiente. Rajoy cifró en 25 las provincias en las que ocurre algo parecido, como por ejemplo en Lérida, donde los populares perdieron en diciembre su diputado por poco más de 2.000 papeletas, y el partido naranja tampoco logró representación en el Congreso. "25 provincias en las que los votos a Ciudadanos no han servido para nada", denunció a micrófono encendido.
En este sentido, el candidato se mostró convencido de que su mensaje está calando, y en la charla informal aseveró que sus sondeos dan una bajada de Ciudadanos superior a lo publicado en los medios. Por el contrario, dio por descontado que él superará el 30% de los votos, aunque se mostró cauteloso con respecto al número de escaños. "Hay de todo" pero "mis encuestas van bien", destacó. Según su equipo más próximo, "concretar escaños es un juego de artificio" ya que "por muy poco, puedes subir siete u ocho escaños". "Vamos subiendo poco a poco, todavía queda campaña para seguir subiendo", enfatizaron, con Rivera siempre en la diana.
Ya subido en el mitin, Rajoy planteó las elecciones como una batalla entre "moderados" y "radicales", en la que el único voto útil es a los populares. "Ha llegado la hora de que la España moderada tome la iniciativa", arengó a los suyos. Repitió el mensaje una y otra vez. "Pido el voto a la España moderada que no quiere gobiernos a la griega y a la venezolana", metió miedo, dirigiéndose expresamente a aquellos que defienden la unidad nacional o la economía de mercado.
En Lérida, el candidato intentó hacer pedagogía, y explicó que "nuestro sistema electoral prima la concentración de voto", y de ahí que el PP declare que votar a Ciudadanos es ayudar a que "los malos" lleguen al palacio de la Moncloa. "Os pido empuje (…) No podemos dilapidar el voto porque cada voto que dilapidemos es un voto para radicales y extremistas", se despidió ante un público, de nuevo, entregado.