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Rajoy pide la abstención del PSOE para evitar otras elecciones y Sánchez dice que nunca lo hará

El PP considera prácticamente imposible la gran coalición, y reclama que le dejen gobernar en minoría. "Si no, no hay salida", avisa Rajoy.

Rajoy, por la mañana, estuvo en Tudela (Navarra), donde visitó una finca de alcachofas. | Tarek/PP

Hoy por hoy, Mariano Rajoy sólo atisba como solución para evitar unas terceras elecciones que se deje gobernar a la fuerza política más votada. Aunque insistirá en ofrecer una gran coalición al estilo de Alemania tras el 26J, vino a admitir que no ve a sus rivales proclives al pacto, más aún después del debate a cuatro del pasado lunes. "Es lo más democrático que se puede hacer", enfatizó desde Zaragoza. Ya entonces, Pedro Sánchez seguía negando la mayor, y rechazaba permitir un Ejecutivo del PP. "Eso no va pasar", zanjó en Málaga.

Rajoy hizo oídos sordos al veto de Sánchez, y abogó por la abstención del PSOE en caso de que no fructifiquen las negociaciones para alcanzar un acuerdo más amplio. "Yo lo que digo es que, en España, lo bueno es que se forme un gobierno sensato y responsable y que, en el supuesto de que al final no haya un acuerdo para que alguien tenga mayoría, que se deje gobernar a quien los españoles le den más votos", arguyó en declaraciones a los periodistas. Después, insistió en esta misma tesis en una entrevista en 13TV: "Espero que, si no quieren formar coalición, dejen que gobierne el primero. Si no, no hay salida". Para conseguirlo, su equipo confiesa que lo mejor sería que Sánchez dimita la misma noche electoral, tal y como informó este diario.

Sin votos, no irá a la investidura

En caso contrario, el candidato del PP ya avisó de que no se moverá de su posición -comunicada el 21 de diciembre al Comité Ejecutivo de su formación-, y España podría estar abocada a otras elecciones. Algo "terrible" y que "nadie entendería", según las fuentes consultadas. Y de ahí que Rajoy haya dado a entender que encabezaría un gobierno en minoría, pese a las enormes dificultades que acarrearía, pero que en ningún caso irá a una votación de investidura sabiendo que va a perderla. "No voy a presentarme a la investidura si no tengo votos suficientes", se reafirmó.

Partiendo de esta base, Rajoy metió presión a sus rivales. "No podemos seguir muchísimo tiempo en una situación como la que hemos vivido", declaró ante los medios de comunicación. "Espero que haya un gobierno pronto", añadió a renglón seguido. En este sentido, el presidente en funciones ya dijo en una reciente conversación informal que quería dejar todo resuelto antes de las vacaciones de agosto, y posteriormente recordó que tocan elaborar los Presupuestos Generales del Estado para el próximo año -los de 2016 fueron elaborados pese a la fuerte contestación de la oposición-.

El PSOE: "es imposible, no va a ocurrir"

En el PSOE, la consigna de la dirección es no hablar de pactos, pero tanto Jordi Sevilla como Meritxell Batet tropezaron en el error rompiendo el discurso mitinero de su candidato y asumiendo que salir a ganar es ya un imposible. La cabeza de lista por Barcelona lo hacía al abogar por un pacto PSOE-Podemos a partir del 26 de junio; el gurú económico del PSOE, en Twitter, pedía "dejar gobernar al candidato que consiga mayor apoyo parlamentario para evitar terceras elecciones".

Fuentes socialistas explicaron a Libertad Digital que "en el fondo Pedro y Jordi dicen lo mismo", aunque no obvian el desatino de abrir el debate en este momento de la contienda electoral. "Se han malinterpretado" las palabras de Sevilla porque "lo que en realidad ha hecho es recordar que Mariano Rajoy no concita más apoyos parlamentarios que los del PP", expusieron. Y enfatizaron que la abstención del PSOE a un posible gobierno del PP es "imposible, el único escenario que no contemplamos". "Eso no va a pasar", prometía el candidato este miércoles en una entrevista a TVE.

En este contexto, los socialistas siguen negando públicamente el sorpasso, aunque vieron con optimismo la primera encuesta que lo arroja en votos pero no en escaños. Escenario factible para los más realistas y veteranos de la dirección. Y de ahí, la estrategia: priorizar escaños a votos para preparar el terreno de cara a una hecatombe a medias y, a su vez, hacer pedagogía sobre un segundo intento de investidura de Sánchez en el caso de que el tan temido sorpasso, aunque sea sólo en votos, tome visos de realidad en las urnas.

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