Mariano Rajoy no atisba dudas de que superó con nota el debate a cuatro. Según su entorno más próximo, ganó con claridad los bloques relacionados con la economía y, aunque fue "duro", pasó el trance de la corrupción sin achicharrarse. "No la fastidiamos en la parte más complicada" y, por entonces, "la audiencia ya había bajado mucho", arguyeron. Si bien, pese a todo ello, en el PP constataron que tienen un problema, y grave, de cara a las negociaciones que se abrirán inmediatamente después de las elecciones del 26 de junio.
La ruptura con Pedro Sánchez parece, hoy por hoy, total. Rajoy apenas se cruzó la mirada con él durante el trance televisivo, y se despidió augurándole que será tercero en los comicios, por detrás de Pablo Iglesias. Un escenario al que se agarran en el PP para no dar por muerta la vía de la gran coalición o, al menos, la abstención socialista en la votación de investidura de su candidato. "Si el PSOE queda tercero, Sánchez está fuera y la abstención es más posible", expusieron este martes fuentes de la dirección nacional.
Solo minutos después del debate, Rajoy no quiso entrar en esa hipótesis: "El PSOE se organiza como quiere y yo lo respeto", dijo desde su sede nacional. Aunque, en su equipo, ya sueñan con su dimisión la misma noche electoral. "Sin Sánchez, al menos hay opción de diálogo", se reafirmaron. De hecho, cabe recordar que el presidente en funciones y algunos de sus ministros -sobre todo aquellos con mano en los Presupuestos- mantienen actualmente vías de comunicación con varios barones socialistas, como el extremeño Guillermo Fernández Vara.
Rivera "se tendrá que comer su veto"
La postura de Albert Rivera en el rifirrafe televisivo también enfadó sobremanera a la cúpula popular. Y ello pese a que algunos jóvenes del partido le aplaudieron, en la segunda planta de la sede, cuando sacó los colores a Iglesias sobre Venezuela. En Génova, en el día después, optaron por volver al ataque. "Nos lo ha puesto muy fácil, le hemos dado caña por el hecho de que no hablaran de la corrupción del PSOE, parecen coaligados", según los estrategas de Rajoy. Algunos portavoces, como Rafael Hernando o Juanma Moreno, fueron muy duros. "Es un veleta que ha engañado a los españoles", le acusó el portavoz del Grupo Popular.
A Rajoy le preguntaron por la gran coalición en Roquetas de Mar, Almería. "Eso ya veremos qué hacemos tras las elecciones", contestó en un primer momento a los periodistas . "Ya veremos, eso ya veremos", esquivó en una segunda ocasión. En este sentido, en el PP reiteraron que no hay dudas sobre el liderazgo de su candidato, y descartaron por completo que vaya a dar un paso a un lado a fin de lograr un entendimiento. "Estará legitimado por los votos", le parafrasearon. "Rivera se tendrá que comer su veto", como ya declaró Jorge Moragas. Si bien, al más alto nivel, reconocieron que esperan que la presión mediática y política se eleve una vez cerradas las urnas.
Almería y Granada
Para exhibir músculo de cara a esas negociaciones, Rajoy volvió a ponerse el mono de campaña en busca de "los restos", y reiteró que únicamente el PP tiene un proyecto claro y sensato con el que se pueden crear dos millones de puestos de trabajo la próxima legislatura. "Lo que hay enfrente es mucho ruido", afirmó, refiriéndose expresamente al debate a cuatro. "Enfrente solo está lo negativo y el desorden", insistió, llegando a calificar de "cenizos" a sus rivales por no reconocer sus logros económicos. Según sus estrategas, le benefició el "todos contra Rajoy" y que caló la idea de "la experiencia frente a los aprendices".
Además, en Almería, su equipo le dio una buena noticia. Según los últimos sondeos, estaría asegurado el tercer escaño por la provincia -en diciembre obtuvieron dos- y pelean por el cuarto -como en 2011-. "Se lo quitamos al PSOE o a Ciudadanos", desvelaron las fuentes consultadas. Misma situación le dibujaron en Granada. "En España hay un proyecto en marcha para consolidar la recuperación y seguir creando empleo", destacó Rajoy, que una vez intentó ofrecer su imagen más campechana. Pese al cansancio y el sofocante calor, no paró de hacerse fotografías con los simpatizantes y no rehuyó el contacto con los periodistas.