Los dirigentes, diputados y concejales de la Candidatura de Unidad Popular (CUP) quieren retomar el Banc Expropiat, el local comercial de la Travesera de Gracia de Barcelona al que el movimiento okupa pretende retornar sea por la fuerza o por la generosidad de la alcaldesa Ada Colau, que negocia con el propietario una posible venta. Entre tanto, la CUP no sólo ha apoyado con la presencia de sus principales rostros la violencia desatada en el barrio tras el desalojo de una propiedad privada, sino que ahora pretende forzar que sea legal tomar al asalto segundas residencias.
Los antisistema instalados en el Ayuntamiento de Barcelona y en el Parlamento de Cataluña lo tienen claro. El local de Gracia tiene que volver a sus "legítimos" moradores y la mejor solución es expropiar el inmueble y ponerlo a disposición y propiedad de los inquilinos, los grupos antisistema que organizaban sus actividades lúdicas en la antigua sucursal bancaria, emplazada en el centro de Gracia y donde el precio del metro cuadrado comercial es uno de los más altos de Barcelona.
¡Abajo la propiedad privada!, claman Anna Gabriel, la musa de la convivencia tribal, y Josep Garganta, el concejal que provoca a los Mossos en la primera línea de los disturbios, una suerte de parapeto o artefacto cuya misión es intimidar a los agentes dada su condición de edil de Barcelona. Todos a una, los cuperos se han desplegado por el distrito de Gracia para imponer su ley, criminalizar a los policías y otorgar barra libre a los okupas.
El colchón de Salellas
Hasta el diputado Benet Salellas se ha mostrado a favor de la "recuperación" del Banc Expropiat, un nuevo símbolo de la Barcelona ilegal, okupa y borroka. Sin embargo, en su declaración de bienes en el Parlamento catalán, Salellas muestra un riñón bien forrado, un colchón de propiedades que le muestra como uno de los diputados más potentados, un propietario urbano y rural de primera magnitud.
Según su declaración, el revolucionario Salellas, abogado en la Audiencia Nacional de quienes prendían retratos del Rey, es todo un magnate, un terrateniente de primera que adquirió en 2010 -en plena crisis inmobiliaria- una vivienda de 201.989,34 euros de la que es titular del cincuenta por ciento. El resto de sus propiedades, hasta once, son herencias o donaciones que incluyen otra vivienda, tres locales comerciales y seis fincas rústicas que sobrepasan los veinte mil euros, según han recordado algunos usuarios de Twitter bajo la etiqueta #fillsdepapà (hijos de papá). Exhiben la declaración de bienes del diputado y avisan a los okupas de que si quieren asaltar alguna propiedad inmobiliaria, Salellas tiene once a la disposición de los compañeros antisistema y el hilo de la red social se ha plagado de calificativos como "hipócritas", "pijos" y "demagogos" en relación a los prebostes de la CUP que han dado cuerda a la violencia okupa durante la pasada semana en Gracia.