"No voy a nombrar a nadie en toda la campaña", dijo Mariano Rajoy esta misma semana en una charla informal con periodistas. De aquí al 26J, él quiere dedicarse a patear la calle, hacerse muchas fotos y evitar todo lo que pueda los mítines. Y, siempre, lanzando el mismo mensaje: el PP o el caos. "La moderación y la estabilidad" frente al "extremismo" de izquierda, con Ciudadanos como posible invitado de un pacto entre el PSOE y Podemos.
Rajoy parece encantado con esta estrategia, y María Dolores de Cospedal y Jorge Moragas reunieron el viernes al comité de campaña -al que también asistieron representantes autonómicos y locales- para informarles de que, salvo cataclismo, no habrá giros destacados. La última gran decisión que queda por tomar es la cuestión del debate electoral y, en principio, Moragas se decanta porque Rajoy participe en el rifirrafe a cuatro y no haya cara a cara con Pedro Sánchez. "Contacto con la gente, redes sociales y televisión", resumieron al más alto nivel.
Las encuestas son las únicas que podrían descolocarlo todo . Que, de repente, observen que las tendencias cambian y haya que reaccionar a toda prisa. Pero, de momento, "todo sigue en orden", según las fuentes consultadas. "Sube un poco el PP gracias a Ciudadanos y la abstención. Sube Podemos gracias a IU, pero no consigue todos sus votos. Ciudadanos pierde votos a costa del PP pero le quita al PSOE. Y, el PSOE, baja y baja", según quienes trabajan con las encuestas internas de la formación.
Según las fuentes consultadas, la situación electoral de Sánchez sería dramática. "Podemos es, seguro, segundo en número de votos y, muy probablemente, también en escaños", deslizan. Y, por descontado, el PSOE obtendría menos de 90 escaños, que es el resultado cosechado en diciembre, que ya fue histórico por lo negativo.
Los cálculos de Génova es que Sánchez sólo podría salvar los muebles sí le va bien "con los restos". "Hay hasta 20 diputados que dependen de los restos, de unos cientos de votos, y ahí influye mucho la suerte", en palabras de un integrante del comité de campaña. El PP también está muy pendiente de esos escaños, y cree que en las provincias ganará a Ciudadanos por más diferencia que el 20 de diciembre.
"Nuestro objetivo es crecer, sacar un resultado mejor al de las pasadas elecciones, pero no nos hemos puesto un listón de escaños. Precisamente, por los restos", recalcaron desde la dirección nacional. Sus sondeos internos, en el mejor de los casos, auguran que sacarán dos puntos más con respecto a los anteriores comicios. Los 130 escaños sería el mejor de los resultados, aunque no se diga públicamente. De nuevo, Valencia y Alicante, por poner un ejemplo, serán clave para los intereses de Rajoy.
Homenaje a las víctimas en Durango
Mientras, Rajoy sigue con su precampaña, alejada de los titulares de gran impacto mediático. Hasta después del 26J, no hablará de posibles aliados, aunque mantendrá vigente su oferta de gran coalición, tanto con PSOE como con Podemos. "Aquí hay dos claves: saber qué pasa con el PSOE -con Sánchez ya fuera de escena- y si logramos sumar sólo con Ciudadanos", según su entorno. "Plantearemos cinco grandes objetivos", no para de repetir el candidato del PP, siendo uno de ellos la recuperación económica y la creación de empleo. Este sábado, de nuevo, alertó sobre los "radicales" y "extremistas".
Un acto que fue especial y emotivo, toda vez se celebró en Durango (Vizcaya) y era un homenaje a los concejales del PP vasco que tanto sufrieron cuando ETA mataba. "Son muchos los que nos faltan y les recordamos por sus nombres de pila: Gregorio, Miguel Ángel, José María…", destacó Rajoy, para a renglón seguido apostillar que la tarea aún no está completa, toda vez la banda terrorista "tiene que dejar de existir" y se ha de escribir "un relato" fidedigno de lo ocurrido.
Tanto Rajoy como Alfonso Alonso, que tomó la palabra calidad de presidente del PP vasco, optaron por la firmeza, y fueron muy duros a las hora de censurar la reciente visita de Arnaldo Otegi al Parlamento catalán. "Ni los terroristas ni sus cómplices se verán legitimados nunca" pero "los parlamentarios catalanes –salvo contadas excepciones- homenajearon a quién nunca respetó la democracia", se quejó el presidente en funciones. "Despreciaron a las víctimas y se rindieron ante la CUP y los extremistas. Es un mal precedente", avisó a navegantes. Hubo una histórica dirigente del partido que intentó, sin mucho éxito, contener la emoción.