Apoteosis en Málaga. Fueron 45 minutos intensos, en ocasiones agobiantes. Desde que Mariano Rajoy llegó al centro de la ciudad no le dejaron de reclamar fotos y saludos. Ni tan siquiera en el momento de la cerveza, que ya se ha convertido en toda una tradición. Los aplausos ganaron por goleada a los abucheos. "Vosotros, fascistas, sois los terroristas", le gritó una joven contraria a la fiesta de los toros, que fue apartada del cortejo.
Pese a las aglomeraciones, pese al calor, a Rajoy se le vio disfrutando. Es la campaña que quiere hacer, alejada de los mítines al uso. Como ocurrió el día anterior en Almería, antes se acercó a una empresa alimentaria, asistió a un despiece de atún e hizo unas breves declaraciones. Nada nuevo. "Sería un error descomunal y enormemente negativo para España y para los españoles hacer tabla rasa de todas las reformas que se han hecho", afirmó, para a renglón seguido prometer dos millones de empleos en la próxima legislatura.
Para esa meta, Rajoy recetó una vez más "sensatez, sentido común y raciocinio". Esto es, no apostar ni por el PSOE ni por los nuevos partidos. "Se puede hacer –crear medio millón de puestos de trabajo al año- si actuamos con sensatez, cordura y nos dedicamos a lo prioritario y a lo verdaderamente importante", insistió. Fin de su intervención ante los medios, y rumbo al baño de masas. Ni una palabra de Pedro Sánchez, que en esos momentos protagonizaba su ya famoso "puedo prometer y prometo".
El líder del PP se olvidó de sus rivales políticos, pero ya por las calles de Málaga más de un viandante le sacó a relucir a uno de ellos. A Pablo Iglesias. "Saquen las cosas de Podemos", le gritó un señor. "Estamos en ello", le contestó Rajoy sin dar más detalles. "El problema es Podemos", se reafirmó otro ciudadanos, que iba a la carrera, con toda su familia, en busca de la foto el presidente. Rivalizando con él Susanna Griso, que le acompañaba para grabar su programa, y con la que Rajoy se fue de caminata a primera hora por el paseo marítimo.
Al líder popular le costaba caminar entre tanta gente. Según el PP de Málaga, no hubo convocatoria de militantes, "se ha encontrado lo que había", aunque fue acompañado por Fátima Báñez y otros altos cargos. A la hora del aperitivo, Rajoy se plantó en la calle Larios, la más importante de la ciudad, y fue bien acogido. Después, en el mercado de Atarazanas, se vivieron algunos momentos de agobio. Se llegó a cortar momentáneamente un carril ante la afluencia de tráfico. "Sí se puede", le espetó un joven con ironía. "Gracias por sacar a España de la crisis", contestó otro. "Bravo presidente", se sumó un tercero. Y, mientras, la comitiva seguía lentamente su curso.
Tal vez el momento más delicado llegó al final. Una señora, muy educada, se acercó a Rajoy. "Piense también en las mujeres de 50 años que quieren trabajar y que nos hemos quedado en paro", le dijo con tranquilidad. Él la escuchó, le sonrió, pero no le contestó nada. Después, su equipo le pidió el número de teléfono. A su alrededor, muchos se quedaron con ganas de más fotos y saludos.
Pese a los riesgos y el enorme despliegue de seguridad, el PP parece estar encantado con este tipo de campaña. La percepción, sondeos en mano, es que la cosa "va a más" y "quienes votaron al PP están deseando volver a hacerlo". "Nosotros tenemos una base muy sólida, los nuestros están muy movilizados. El miedo a Podemos ayuda", según un asesor de Rajoy. "Ayer –por el viernes- nos costó atravesar la plaza principal de El Ejido media hora", rememoró.
Así, por segundo día consecutivo, Rajoy se dedicó a las fotos y dejó a sus portavoces que se pronunciaran sobre la actualidad política. Su número tres, Fernando Martínez Maíllo, volvió a la tesis de que Ciudadanos y el PSOE son lo mismo. "Albert Rivera es a Pedro Sánchez como Garzón a Pablo Iglesias", afirmó desde Zamora. E instó al líder naranja a que comparta un mitin con el socialista. "Sería fantástico", afirmó, no sin acusar a Ciudadanos de "cambiar más de opinión que de camisa".