Por 115 votos a favor y sólo uno en contra, el Consell Nacional de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) ha descartado este sábado la "oferta" de Artur Mas de formar una coalición que él estaba dispuesto a encabezar como un nuevo "sacrificio" por Cataluña. ERC no quiere reeditar de ninguna de las maneras Junts pel Sí. La fórmula está agotada y Oriol Junqueras, el líder republicano, no quiere ser la tabla de salvación de Convergencia, un partido que Mas pretende refundar para librarse del peso de Pujol y el 3%. Entre tanto, las encuestas pronostican unos resultados todavía más calamitosos que los del pasado diciembre, cuando CDC pasó de 16 a 8 diputados. Francesc Homs encabezó la lista, que se llamó Democràcia i Llibertat en un nada indisimulado intento de camuflar unas siglas asociadas a la corrupción y a las prácticas caciquiles.
A pesar de todo y tras la negativa en firme de ERC a coaligarse con CDC, el partido de Mas ha avanzado que valora recuperar su nombre tradicional para el 26-J.
ERC repetirá la candidatura, con Gabriel Rufián, procedente de Súmate (la sección para hispanoparlantes del partido republicano), al frente y Joan Tardà de número dos. El cabeza de cartel para el Senado también será el mismo, el juez separatista en excedencia Santiago Vidal.
Las relaciones entre ERC y CDC son tensas en el seno del grupo parlamentario común en Cataluña. No hay coordinación y tampoco en el Gobierno autonómico, donde las consejerías se rigen por las órdenes del partido a la que correspondan.
Situación crítica en la ANC
La situación es todavía más difícil en el seno de la Assemblea Nacional de Catalunya (ANC). El presidente, Jordi Sànchez, impuesto por Mas tras la salida de Carme Forcadell para formar parte de Junts pel Sí, está contra las cuerdas ante la candidatura crítica que encabeza Antonio Baños, el exdiputado de la CUP, con el apoyo de Quim Torra, expresidente de Òmnium Cultural.
El último episodio crítico se debió precisamente a la intención de los partidarios de CDC de promover una candidatura conjunta independentista si se repetían las elecciones generales, es decir volver a la fórmula de Junts pel Sí de los comicios autonómicos del 27-S de 2015. La propuesta no prosperó por la oposición de los representantes de ERC en la organización. También se cuestiona la gestión económica del equipo de Sànchez, que cerró el ejercicio pasado con una deuda de 120.000 euros tras haberse gastado cinco millones en propaganda, actos y sueldos de la cúpula y liberados.