La Generalidad de Junts pel Sí se mantiene en su política de gestos maximalistas. El vicepresidente y consejero de Economía, Oriol Junqueras, ha excusado su presencia en el Consejo de Política Fiscal y Financiera convocado por el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, con un peregrino y súbito viaje al Vaticano. Allí, el papa Francisco nombra este viernes al benedictino catalán Manel Nin Güell como archimandrita de Atenas, el nuevo exarca apostólico para los católicos de rito bizantino.
Nin procede de la abadía de Montserrat, pero residía en Roma desde 1992, por lo que sus contactos con la comunidad montserratina son mínimos. De tal manera, la lectura política que pretende Oriol Junqueras, encarnado ahora en "ministro" de Religión de la Generalidad, carece de sentido y de oportunidad.
Junqueras se jacta de ser católico y asistió al funeral de mosén Ballarín, presidido por el obispo de La Seo de Urgell, Joan Enric Vives, y el de Solsona, Xavier Novell, ambos connotados por sus posiciones a favor del proceso separatista. Allí se encontró con Carles Puigdemont y con otro presidente de la Generalidad, Jordi Pujol, quien en compañía de su esposa, fue oportunamente cumplimentado por ambos prelados.
Sin embargo, ningún miembro del Gobierno de la Generalidad ni de ningún partido nacionalista asistió a la toma de posesión de Juan José Omella, recibido a finales de diciembre con indisimulado recelo por su condición de no catalán. La excusa del nombramiento de Nin en la Santa Sede como archimandrita de Atenas, el primero que no es griego, ha servido también para que fuera Raül Romeva, el "ministro" de Exteriores y Relaciones Institucionales, a la reunión con Montoro, a pesar de que su nombramiento como consejero de "Exteriores" está en suspenso por parte del Tribunal Constitucional.
Este es el contexto de la visita que el próximo miércoles girará Puigdemont a la Moncloa, 101 días después de haber sido designado presidente de la Generalidad in extremis.