La corrupción centró la entrevista a Mariano Rajoy en La Sexta. Jordi Évole fue especialmente incisivo al preguntar por Luis Bárcenas, otrora tesorero del PP y hombre de confianza del presidente en funciones. "Me arrepiento de los SMS", contestó en un primer momento. "No se acierta siempre en la vida", dijo una segunda vez, para a renglón seguido recalcar que "siendo consciente" no mintió sobre el caso.
La entrevista tuvo lugar en los jardines de la Moncloa y en su despacho. En ocasiones, a Rajoy se le vio tenso, siempre con la corrupción como telón de fondo. "Vayamos a lo importante", pidió en un momento determinado. "No puedo saber lo que pasa en toda España", contestó ante la batería de casos que afectan a su formación. Dicho esto, en varias ocasiones, defendió "que se investigue y que los tribunales tomen la decisión que tengan que tomar", pero sin generalizar.
Rajoy rechazó que se protegiera a Bárcenas mientras éste guardó silencio y le señaló a propósito de las obras en la sede nacional, que se realizaron presuntamente de forma ilegal. Sobre Rita Barberá, no se movió de su tesis: "De momento, no está investigada ni imputada por ningún juez". Esto es, seguirá en su acta del Senado y no será expulsada de la formación.
"Sería responsable por un caso de corrupción si lo hubiese cometido yo o alguien nombrado por mí", zanjó el presidente en funciones, que acotó sus cargos de confianza a los miembros del Consejo de Ministros y la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal. "Vayamos al juicio global", imploró.
Sobre su futuro político, ninguna novedad. Este diario ya publicó el sábado que Rajoy se ve fuerte y no pretende dar un paso atrás. En La Sexta, insistió en esta tesis: "No voy a dar un paso al lado, seguiré siendo el presidente del PP", afirmó. "Creo que hay muchas cosas por hacer", incidió una vez más, y puso el acento en que ningún dirigente de su partido le ha dicho cara a cara que se vaya. "Tengo un apoyo mayoritario de mi partido", remató.
A petición de la Moncloa, la entrevista se emitió sin cortes, sin edición, para que se pudiera ver a un Rajoy "al natural".