Tardó, le costó, pero acabó moviendo ficha. Mariano Rajoy ordenó al Comité de Derechos y Garantías del PP abrir un expediente informativo a Rita Barberá, su principal apoyo en Valencia durante años, así como a todos los concejales y asesores presuntamente implicados en la trama corrupta. El anuncio llegó después de que la otrora alcaldesa se acomodara en su escaño del Senado y dejara claro que no piensa dimitir. El movimiento no supone la expulsión del partido, pero sí provocó cierto alivio en unas filas que empezaban a dar síntomas evidentes de división y asfixia política.
En las últimas horas, el PP se asemejó más que nunca a una bomba de relojería. El lunes, Barberá acordó con María Dolores de Cospedal que volvería a dar explicaciones públicas y aceptaría el ofrecimiento del juez de declarar. Pero, en su interlocución con la dirección nacional, ya avisó de que no estaba dispuesta a dar un paso atrás y dejar la Cámara Alta, lo que le permite ser aforada.
Hasta ahora, Barberá siempre había tenido el respaldo más o menos claro de Rajoy y la número dos del PP, suficiente para silenciar las críticas internas. Pero la indignación fue a más este martes, y se visualizó con nombres y apellidos. Primero, ante la sonrojante cascada de grabaciones de concejales del PP valenciano. "Había mucho dinero negro" y "corrupción política total", según María José Alcón, clave durante años en la estructura local. Después, ante la nueva aparición de Barberá y la negativa de los ediles investigados de hacerse a un lado.
"Las explicaciones de Barberá me parecen insuficientes y creo, además, que no han solucionado nada, no puedo ser más claro", se soltó Javier Maroto ante los periodistas. El vicesecretario general vivió el lunes una de sus comparecencias más difíciles y desagradables, cuando se mordió la lengua minutos después de conocerse la decisión del juez y evitó criticar a Barberá acatando la consigna del partido. "Estaba en la sede del PP, en su sala de prensa", se expuso desde su entorno. Si bien, tras los últimos acontecimientos, no se calló: "No explican nada, no convencen nada y no ayudan nada", espetó sobre las palabras de Barberá, ya en declaraciones a EFE.
Pablo Casado se sumó poco después a Maroto. "Algunos nos hemos quedado con ganas de más, no son suficientes", sentenció el responsable de comunicación, que en los últimos días ha decidido apartarse de la estrategia de Génova y guiarse por su instinto político. "Ha sido lamentable", se llegó a calificar en privado, en boca de integrantes de la cúpula. En síntesis, otra vez, los nuevos portavoces del PP dijeron basta, reclamaron una purga, romper lo antes posible con el pasado e intentar recuperar la iniciativa política. "Sólo somos noticia por los casos de corrupción", se lamentan desde hace semanas. "Hoy nadie habla de que Pedro Sánchez se ha visto con Puigdemont. No se le ha dedicado ni un minuto en las tertulias", en palabras de un importante dirigente de Génova.
Un grito de frustración que también llegó desde Valencia. Isabel Bonig, la elegida por Génova para intentar poner en orden el PP valenciano en un contexto de posibles nuevas elecciones, montó en cólera de puertas para adentro. A sus ojos, por muy injusto que le pueda parecer, Barberá debería de haber dimitido por el bien del partido. Así lo desliza desde hace semanas su entorno, que aclara que los puentes entre las dos están rotos. No hay foto entre ellas desde que estalló el escándalo. Pero es que, además, Bonig quiere que los concejales investigados se marchen sin más dilación.
"El acuerdo con los concejales era que, si se levantaba el sumario y seguían imputados, dejaban el acta", según fuentes del PP valenciano al más alto nivel. Así se lo dirá previsiblemente Bonig a los afectados en una reunión fijada para el miércoles. Si bien, Alfonso Novo, el portavoz municipal, rechazó con claridad ese extremo. "No hay pruebas de cargo ni datos que demuestren comisión de delito, sólo declaraciones de testigos" así que "vamos a seguir trabajando como concejales con toda la legitimidad y volcados al máximo servicio de los valencianos", advirtió Novo, hombre de confianza de Barberá, antes de conocerse la decisión de Génova.
Maíllo llamó a Barberá
Con el partido a mil por hora, en estado de ebullición, Rajoy convocó a los medios por la mañana para hacer una breve declaración tras inaugurar el museo de la agencia EFE. "Creo que es un paso adelante muy importante que Barberá vaya y atienda la petición que le ha hecho el juez. A mí eso me deja tranquilo. Son los tribunales los que tienen que decidir", destacó. Poco antes de las ocho de la tarde, el titular cambiaba radicalmente. "El expediente informativo afecta a mucha gente que forma parte de ese procedimiento judicial, no sólo a Rita Barberá", informó Fernando Martínez-Maíllo en los pasillos del Congreso.
El anuncio se produjo cuatro horas después de la irrupción de la exalcaldesa en el Senado, y con las declaraciones de Maroto y Casado en todas las portadas. "No me quiero esconder; sólo quiero que me respeten y que respeten la libertad de las personas", se abrió paso Barberá ante los periodistas. Alberto Fabra, también senador valenciano, no le recibió precisamente con los brazos abiertos. "Todas estas cosas no son nada agradables para el partido y, desde luego, están minando la confianza de los ciudadanos hacia nosotros", afirmó, y pidió firmeza.
Maíllo avisó a Barberá sobre el expediente cuando ya estaba en Madrid, poco antes de convocar a los medios. Ambos ya han tenido más de un encontronazo privado. Según Génova, la decisión se barruntaba desde por la mañana, tras leer los 1.000 folios del sumario ya abierto por el juez, y que deja muy tocada la imagen del PP valenciano. "No prejuzgamos nada, sino que perseguimos saber la verdad" y "hay algunas cosas del sumario que necesitan ser aclaradas", expuso el número tres de Génova, que puso el acento en que se actúa contra casi medio centenar de cargos y no sólo contra Barberá.
La maniobra se lleva a cabo antes de que la otrora alcaldesa sea imputada, la teórica línea roja. Si bien, Maíllo justificó la decisión ante las "inaceptables" conversaciones que "abochornan" al partido, amén de que el magistrado haya imputado por supuesto blanqueo de capitales a todo el PP de la ciudad de Valencia. "La decisión fue tomada por la mañana al margen de las explicaciones de Barberá", insistió la dirección nacional. Algunos afectados por el expediente hablaron de "teatro de los vicesecretarios". "No creo que sea suficiente, pero algo es algo. Rita se tendría que ir por el bien del PP pero, por lo menos, damos la sensación de que nos movemos", remató uno de esos vicesecretarios tras la intensa jornada política.