El consejo municipal del barrio debatirá el próximo 13 de abril una propuesta para expropiar y derribar la iglesia de Santa María de Gracia, la primera parroquia de la antigua Villa de Gracia. Según una moción presentada por un grupo de vecinos con el visto bueno del concejal responsable de la zona, el colauíta Eloi Badia; la "idea" es expropiar y demoler el templo.
Según el digital de información religiosa Germinans Germinabit, la iniciativa dispone de la siguiente justificación: "Este equipamiento infrautilizado y anacrónico debería ceder su cabida a la Escuela Patronat Domenech, que sufre una evidente falta de espacio". En medios religiosos se subraya que tal iniciativa es insostenible, un brindis al sol para la "parroquia" antisistema y anticlerical del gobierno de Ada Colau a imitación de lo que ocurre en Berga, donde el Ayuntamiento, en manos de la CUP pretende borrar todo vestigio católico del nomenclator callejero.
Así se aprobó en su día, pero ante las críticas, la administración local decidió postergar la medida. No obstante y según revela el mismo digital, ya han desaparecido dos placas de las calles bergadanas, las de los mosenes Espelt y Armengou. Al primero, fallecido hace un siglo, se le acusa de violador. Al segundo, Armengou, simplemente de su condición de religioso, a la que aunaba un feroz nacionalismo catalán. Suya es la frase "vale más una hora de libertad que toda la historia de España".
La propuesta de Barcelona se suma al sesgo anticlerical de la alcaldesa Colau, que llenó las calles de la ciudad de carteles en los que se podía leer "la única iglesia que ilumina es la que paga el recibo de la luz". Se trataba del anuncio de un ciclo de cantautores.
Colau ha dado sobradas muestras de sus tendencias en materia religiosa. No asiste a misa, aunque en la festividad de la Virgen de la Mercè recibió a las autoridades a los pies de la iglesia dedicada a la copatrona de Barcelona. En cuanto a Santa Eulalia, la alcaldesa acudió a la tradicional recepción de las monjas clarisas en el convento de Pedralbes. Un acto del que el Ayuntamiento no informó para evitar la comprometida fotografía. El inusual gesto de Colau se debió a que siente una cierta debilidad por las clarisas dado que le dieron su apoyo en tiempos de activismo para que no se expropiara el parque de la golondrina, un espacio cercano al recinto monacal.