Los socialistas no han perdido la esperanza con Podemos. No en el sentido de virar hacia Pablo Iglesias y romper el pacto con Ciudadanos con quien se declaran "leales" en un pacto "sin fecha de caducidad". Pero sí en el de obtener la abstención de la formación de los círculos en el momento final antes de que expire el plazo de dos meses para convocar elecciones. Fuentes de la comisión negociadora se mostraron optimistas ante LD a este respecto y uno de los motivos es que Podemos ya a empezado a fracturarse internamente. La estrategia de la división, recuerdan, ha surtido efecto.
Estrategia en la que llevan trabajando en la dirección desde hace tres semanas, cuando recordaban que "no son un bloque monolítico" y que "ni el tono ni el fondo de Errejón y Bescansa son los de Pablo Iglesias". A día de hoy, las crisis territoriales, los deslices de Manuela Carmena y las dudas internas sobre la estrategia ofensiva de Iglesias contra el PSOE dividen a una formación que, a juicio del PSOE, no les quedará otra que apoyar la investidura de Sánchez con su abstención".
De ahí que los mensajes públicos del PSOE sigan estando centrados en la formación de los círculos. "Que se retraten y digan claramente si quieren ir a elecciones", dicen desde hace semanas los miembros de la dirección socialistas que entienden que, "llegado el momento, descubrirán que no les conviene" porque ya han empezado a bajar en las encuestas en beneficio de PSOE y Ciudadanos que rentabilizan haber liderado esta etapa política.
En este sentido, este miércoles el gurú económico de Pedro Sánchez, Jordi Sevilla, puso voz a las palabras que se escuchaban en privado en los días posteriores al fracaso de Sánchez en la investidura: "Se han equivocado y no han hecho una lectura correcta" de la situación política. "Han vivido de una entelequia" de que "era posible hacer otro tipo de alternativas". Es más, dejaba caer un mensaje a "los que estén en otras estrategias, pues bueno... los ciudadanos verán quiénes están bloqueando o no están queriendo participar de la resolución de los problemas de los ciudadanos".
Estrategia dual: con el PP
Del otro lado, los socialistas han virado ya en sus postulados iniciales respecto al PP. A la formación a quien le habían negado el diálogo desde el primer momento junto a Bildu, con quienes no iban a ir "ni a la vuelta de la esquina", le han levantado el veto o el cordón sanitario y pretenden sentarse a negociar en el marco del pacto PSOE/Ciudadanos. El viraje sólo se entiende, en la mente socialista, a largo plazo. No es tanto la elaboración de un plan B por si acaso no recula Podemos, como una mirada al futuro de la aprobación de reformas que requieren el voto de los populares.
Reformas que hasta se ha lanzado a enumerar Sevilla: desde la reforma de la Constitución, un pacto educativo... "hasta estoy seguro de que el PP se puede sumar a algunas medidas como el Ingreso Mínimo Vital y las modificaciones en las partidas presupuestarias". Pero aclaró que, en ningún caso, si el PP se sumara al acuerdo con Ciudadanos, entraría en un Gobierno conjunto, sino que sólo se persigue su abstención: "El PP debe colaborar desde la oposición a la gobernabilidad de España. Serán ellos los que decidan si lo quieren hacer o no lo quieren hacer".
Pero ese entendimiento futuro sólo pasa por la retirada de Mariano Rajoy. Con esta inclusión del PP en la ronda de negociaciones, el PSOE pretende sumarse a la estrategia de Albert Rivera y forzar la retirada del líder del PP para facilitar el entendimiento futuro con la formación. Por eso, Pedro Sánchez ha renunciado a llamar a Mariano Rajoy y lo deja todo en manos de la comisión negociadora en el Congreso. Y por eso, los socialistas hacen un guiño a un debate creciente tanto en la arena pública como a nivel interno en el PP.