Mariano Rajoy cumplirá con su palabra e intentará un acercamiento con sus interlocutores en el PSOE y Ciudadanos a fin de recabar apoyos para una gran coalición liderada por el PP, pero en su reaparición tras el ‘no’ de las Cortes a Pedro Sánchez dejó claro que no alberga muchas esperanzas de éxito. "¿Ahora qué va a hacer? Nuestra oferta sigue ahí y, si no la quiere aceptar, al menos, para no ser el perro del hortelano, deje usted gobernar al que ganó las elecciones", reclamó al líder socialista.
La mayor parte de su intervención estuvo centrada en desdeñar el pacto entre el PSOE y Ciudadanos, recordar la aritmética parlamentaria y meter miedo ante la posibilidad de que se deroguen las reformas llevadas acabo en la última legislatura. En síntesis, en Salamanca, Rajoy pareció entrar de lleno en una larga precampaña, con mitin al uso -logró reunir a 450 simpatizantes- y paseo electoral incluido.
El líder del PP, cuya candidatura a unos nuevos comicios se discute exclusivamente en privado, entró en materia y volvió a ser muy duro tanto con Sánchez como con Albert Rivera, pese a que en principio despachará con ellos en los próximos días. "¿A dónde van ustedes con 130 diputados? A ninguna parte", se burló, para a renglón seguido acusar al líder socialista de perder el tiempo y "engañar a sus votantes, al Congreso y a todos los españoles".
En todo momento, Rajoy defendió su decisión de no acudir a la investidura ante la negativa de Sánchez de ni tan siquiera dialogar y le acusó de intentar acabar de un plumazo con toda su gestión con el beneplácito de Rivera. "Su programa consistía en la demolición de las reformas del PP", alertó. "Una auténtica contrarreforma", como ya dijo el viernes en la Cámara Baja. "Yo no le voy a decir a los más de siete millones de votantes del PP que sus votos van a ser utilizados para demoler lo hecho estos cuatro años", insistió una vez más.
Rajoy desgranó varias razones para rechazar la investidura de Sánchez, pero se centró en los riesgos para la economía nacional. "Dar marcha atrás es letal para España", dijo, y volvió a sacar a colación la prima de riesgo o el rescate. "Sería volver al desastre del 2011, por eso le hemos dicho ‘no’ al señor Sánchez", se reafirmó. Y ya avanzó que, pase lo que pase, impedirán una reforma de la Constitución con la que, por ejemplo, se eliminen las diputaciones provinciales.
A partir de ahí, Rajoy aseguró que en el Congreso se llegó a vivir la circunstancia de que el PSOE intentaba un acercamiento con Podemos y Ciudadanos con el PP. "Si ambos hubiera sido eficaces y habilidosos, podríamos haber logrado un acuerdo de todas las fuerzas", tiró de ironía, provocando la carcajada de los suyos. Y se revolvió contra Rivera: "Tiene el perfecto derecho a decidir que Sánchez sea su candidato y sus electores, muchos de los cuales eran del PP, tienen el perfecto derecho a aplaudir esa decisión o no hacerlo" pero “yo no puedo aceptar que pretenda que el PP vote a su candidato Sánchez”, enfatizó.
"¿Y ahora qué? ¿Qué hay que hacer? Lo primero es poner fin al espectáculo y acabó con los dime y diretes", expuso Rajoy, que se quejó de la "guerra de egos" vista en los últimos días en el Congreso. "Hay que poner fin al sainete, al enredo y a la comedia", se mofó de las negociaciones lideradas por PSOE y Ciudadanos. En este sentido, volvió a ofrecer su oferta de gran coalición, pero sin mucho entusiasmo, y de ahí que reclamara a Sánchez que, si no quiere participar en la misma, le deje al menos gobernar con su abstención.