Mariano Rajoy lo tiene claro. Cree que Pedro Sánchez acabará estampándose en la votación de investidura y que España está abocada a nuevos comicios, el próximo 26 de junio. Así se lo transmitió a sus homólogos comunitarios, mostrándose más confiado que nunca. "Yo creo que no va salir, lo más probable es que haya elecciones (...) lo más probable", aseguró a David Cameron. "En medio de las Navidades" y ahora "en medio del verano", le respondió el mandatario británico.
En Bruselas, el jefe del Ejecutivo escenificó una seguridad que sigue dejando atónito a su propio partido. Tras Cameron, llegó el primer ministro de Estonia, Taavi Roivas. "Está muy complicado, es probable que haya que repetir las elecciones", le dijo, cuando creía que no estaba siendo grabado por los medios. A renglón seguido, intentó explicarle la situación en el Parlamento: "Otro 69 -escaños-, otro 40, luego hay unos cuantos con 7 y 8 (…) es un lío enorme".
Fuentes diplomáticas reconocieron a este diario que existe una honda preocupación por la inestabilidad política que atraviesa el país. Si bien, ante sus homólogos -no se le vio charlar, eso sí, con la alemana Angela Merkel-, Rajoy dio a entender que Sánchez no tiene ninguna posibilidad, ya sea con Ciudadanos o con Podemos. Ya lo dijo antes públicamente: "Es imposible que gobierne -Sánchez-, y conviene que nos lo tomemos en serio. No se trata de ganar una votación de investidura, se trata de formar un gobierno", planteó.
A Rajoy se le vio tranquilo, como si lo tuviera todo controlado, pese a que el PP muestra su frustración por haber perdido el papel principal en las negociaciones. Salía Sánchez de las instituciones del Parlamento Europeo y, minutos después, hacía su entrada el presidente, enfatizando que los puentes están rotos y que, bajo ningún contexto, cambiará su voto negativo en la investidura. "Eso no existe, es un escenario imposible", afirmó en la capital comunitaria.
Presiones económicas y mediáticas
A partir de ahí, el presidente reprodujo los argumentos que este diario avanzó el miércoles en voz de miembros de su entorno. Y puso especial empeño en dejar claro que no se someterá a las presiones que van a más en los últimos días para que se haga a un lado. "Si me dejara presionar por poderes económicos o mediáticos no merecería ser presidente del Gobierno", contestó a los periodistas.
El presidente dio a entender que esas presiones vienen principalmente de dentro, pero no de las cancillerías e instituciones europeas. "Aquí se opina lo que dice el sentido común", dijo, en relación a una gran coalición, que volvió a plantear. "Daría un mensaje magníficamente bien recibido dentro y fuera de España. Lo llevo diciendo desde el 21 de diciembre", trasladó a la opinión pública. Dicho esto, "en nuestro país algunos piensan de manera distinta pero, por suerte, tenemos libertad de pensamiento", precisó el propio Rajoy.
Sobre esas presiones, el jefe del Ejecutivo no dio nombres. Pero reiteró que no le achantarán, y se mostró impasible, más tranquilo aún que en otras ocasiones. "Como ustedes saben, hemos vivido muchas cosas, acuérdense del rescate, con una presión evidente y legítima. Pero yo tengo que defender los intereses generales y los de mi partido. Eso es lo que me importa. Lo que da mayor tranquilidad, serenidad, espíritu y equilibrio es atender al interés general", arguyó, con media sonrisa.
"Sánchez y Rivera están desesperados si piensan que esa pinza funcionará. Para eso, se cierra el PP", resumieron en la víspera desde el equipo de Rajoy. "No habrá abstención, nunca", reiteraron este jueves. Dicho esto, el presidente no se cierra a mantener una nueva ronda de contactos, en especial con Rivera y Pablo Iglesias, aunque sólo piense en otras elecciones. "Me reúno con todo el mundo que quiera reunirse conmigo" pero "no hay nada cerrado en este momento", desveló, no sin confirmar que dará la réplica a Sánchez en una investidura que espera que sea su tumba política.