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Los carmelitas de la placa de Carabanchel: seminaristas asustados y enfermos

Los ocho carmelitas fusilados en el 36 a los que rinde homenaje la placa que retiró Ahora Madrid sólo eran chicos, seminaristas de entre 18 y 23 años.

Placa de los carmelitas | Twitter

El Ayuntamiento de Madrid de Manuela Carmena quitó la semana pasada sin previo aviso una placa conmemorativa que homenajeaba a ocho chavales de entre 18 y 23 años asesinados en agosto de 1936 y que estaban estudiando para ordenarse sacerdotes carmelitas.

Fue un paso más del consistorio de Ahora Madrid por proscribir más calles y símbolos con la excusa del franquismo. Retiró la placa y el PP anunció que interpondría una denuncia por incumplimiento de los procedimientos legales para la retirada de símbolos. Además. La Ley de Memoria Histórica, excusa de Carmena para liquidar a su antojo nombres de calles, monumentos o placas conmemorativas de las calles de Madrid, se incumplía en el caso de los novicios carmelitas, por tratarse de jóvenes estudiantes sin vinculación alguna con el régimen de Franco.

Tal y como recordó el pasado jueves en Es la mañana de Federico el periodista Xavier Horcajo, aquellos ocho chavales eran "novicios" que estaba estudiando para "ordenarse sacerdotes carmelitas" y lo hacían en la localidad de Onda, en Castellón. Allí se supieron perseguidos y trataron de huir, aunque algunos de ellos fueron asesinados en Onda. Los que consiguieron escapar, llegaron hasta Madrid y fueron apresados en el paseo de las Delicias, tras lo cual fueron fusilados el 18 de agosto de 1936. Sus matarifes decidieron hacerlo en el cementerio de Carabanchel Bajo, donde vuelve a estar la placa conmemorativa que fue retirada por el Ayuntamiento de Madrid. Según contaba Horcajo, escogieron fusilarlos en el cementerio para no tener que cargar con sus cuerpos.

Algunas testimonios y escritos han dado cuenta de la historia de uno de estos chicos. Ángel Sánchez Rodríguez. Nació en agosto de 1918 en Pajares de Lampreana (Zamora) y fue asesinado pocos días después de cumplir los 18 años. Llevaba desde los 14 años en el seminario, donde destacó por su habilidad con el latín. Las fuentes documentales que glosan su historia dicen que estaba enfermo cuando fue fusilado y que no murió de los primeros disparos, sino que fue rematado en el suelo.

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