La decisión de abandonar su escaño en el Parlamento catalán no estaba prevista. El mismo Artur Mas lo dejó en el aire el día en que "dio un paso al lado" para dejar el Palau de la Generalidad en manos de su delfín Carles Puigdemont. La noticia se anunciaba a última hora de la tarde del miércoles ante la sorpresa de muchos porque a partir de este momento, Mas pierde su condición de aforado en la causa abierta por la organización de la consulta ilegal del 9N que continúan instruyendo el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC).
Pero el ex presidente ha debido pensar que 115.224 euros anuales son más que suficientes para dar este paso a última hora. Además por ley no puede beneficiarse de dos sueldos públicos. 115.224 euros es, por tanto, la cifra que empezará a percibir desde este momento el ex presidente Mas hasta cumplir los 65 años. Le quedan 5 años para ello. A partir de entonces, se beneficiará de una pensión vitalicia de más de 86.418 euros anuales ciñéndonos a la Ley 6/ 2003 del 22 de abril del estatuto de los ex presidentes de la Generalidad.
Este texto contempla que Artur Mas tiene derecho a percibir el 80% de su sueldo como presidente que según se publica en el portal de transparencia de la Generalidad que es de 144.030,12 euros al año repartido en 12 pagas y dos extras. Una vez cumpla los 65 años, empezará a recibir la pensión vitalicia que consiste en una asignación mensual del 60% de lo que recibía hasta este momento como presidente de la Generalidad.
Cifras que nada tienen que ver con las del sueldo que recibiría como diputado raso del Parlamento catalán que ronda los 37.300 euros brutos anuales. Es por tanto, el triple la cantidad de la que se beneficiará a partir de ahora. Pero sus privilegios no acaban aquí. Mas también empezará a recibir el tratamiento protocolario de "Molt Honorable", como en su día Jordi Pujol, y de ésta manera tendrá a su disposición un coche oficial, un chófer, tres personas a su servicio y una dotación presupuestaria para gastos de carácter social o de alquiler de inmuebles. Además disfrutará de una oficina privada que estará ubicada en el Palau Robert en el céntrico Paseo de Gracia de Barcelona.
Desde luego estos argumentos económicos desmontan la versión del propio Mas que asegura que abandona su condición de parlamentario para dedicarse con más profundidad a la refundación de Convergencia que, por cierto, prepara ya primarias internas.