De momento, no hay movimientos internos en el PP. Mariano Rajoy está "tranquilo" en ese sentido, según reiteran desde su círculo más próximo. El poco debate que existe es entre susurros y el congreso nacional que reclamó José María Aznar se ha convertido en un verdadero tema tabú del que nadie quiere hablar. "No hay prisa", en palabras de dos integrantes de la dirección nacional. "No hay ninguna previsión, a día de hoy, de que lo vayamos a convocar", se respondió oficialmente.
Si finalmente hay elecciones anticipadas, como sugieren en privado cada vez más cargos del PP -que incluso hablan de mayo-, Rajoy no tendría que enfrentarse a un congreso para ser elegido candidato. Ya ocurrió con respecto a los pasados comicios gracias a las modificaciones estatutarias realizadas en el cónclave de 2012, que convierten automáticamente al presidente de la formación en cabeza de cartel. Así, únicamente tendría que convocar la Junta Directiva Nacional, conformada por 600 cargos y que Rajoy controla casi por completo. "Un mero trámite", admiten.
En el Comité Ejecutivo del 21 de diciembre, Aznar dio a Rajoy su apoyo para que intente ser investido presidente, pero a renglón seguido le recordó "los estatutos" para exigir la celebración de un congreso. "Debe ser abierto para que los militantes puedan definir el futuro de nuestro proyecto y elegir la dirección del partido", añadió. En su respuesta, Rajoy reconoció que "toca", pero no dio ninguna fecha. Y, en Génova, la impresión generalizada es que no se llevará a cabo hasta después de los comicios, si es que acaban convocándose.
Así, la promesa de una mayor democracia interna volvería a caer en saco roto. Ni rastro de la fórmula "un militante, un voto". "Si Rajoy quiere, ya es candidato gracias al congreso de Sevilla", zanjan claramente las fuentes consultadas. En caso de que decidiera dar un paso atrás, tampoco tendría que convocar un congreso: "Bastaría con la Junta Directiva Nacional".
Tanto Aznar como Esperanza Aguirre llamaron a hacer autocrítica una vez concluyera el proceso de investidura, pero nadie más en el PP lo hizo. Y eso genera sosiego en Rajoy, que en el Comité de Dirección del pasado martes insistió en la estrategia a seguir: ofrecer un gran acuerdo al PSOE, en el que también estaría Ciudadanos, para garantizar la estabilidad institucional y económica del país. "Un pacto a la portuguesa en España no podría existir. A parte de los socialistas y la izquierda más radical, también tendrían que formar parte los independentistas. A mí me gustaría más un pacto a la alemana, donde ha habido la idea de Estado suficiente para hacer lo mejor para este país", afirmó este mismo jueves María Dolores de Cospedal en declaraciones a los periodistas. Javier Maroto también se pronunció en términos parecidos en La Sexta. No hay "líneas rojas", llegó a decir el propio Rajoy el martes.
Según las fuentes consultadas, Rajoy cada vez está más convencido de que su ofrecimiento no va a ser aceptado por Sánchez, pero sí cree que está sirviendo para ponerle entre la espada y la pared. "O es el acuerdo propuesto por el PP, o es un Gobierno caótico de izquierdas radical, o son elecciones", repiten desde el entorno del presidente en funciones. "Si el PSOE no prioriza España y los españoles, iremos a elecciones, pero todavía hay tiempo", según un ministro, en conversación informal. En Moncloa esperan que la presión de los barones socialistas ayude a que Sánchez no acabe "arrojándose a los brazos de Podemos, ERC y no sabemos cuántas formaciones más". "Está muerto políticamente. Si no es hoy, será dentro de dos meses", en palabras de un veterano del PP.
En paralelo, estos días, el PP sigue manteniendo los contactos con los demás partidos políticos para la configuración de la Mesa del Congreso. En ello está, además de Rafael Hernando, la propia Cospedal. Si bien, el entorno de Rajoy da por descontado que lo tienen "muy negro", y de ahí que internamente se le esté dando poca importancia a la persona que elija como candidato a presidir la Cámara Baja.