El presidente en funciones de la Generalidad, Artur Mas, parece haber tirado la toalla respecto a su investidura y su primer objetivo es el de reeditar la coalición con ERC para concurrir en la repetición de las elecciones. A tal efecto, ha ofrecido a Oriol Junqueras componer un nuevo gobierno autonómico que afronte la singladura hasta el 6 de marzo y con el que simbolizar la unidad "soberanista". Junqueras ha acogido con reticencia la propuesta y ha preferido agotar los plazos de la negociación con la CUP. En paralelo, Súmate, la entidad que agrupa a los "inmigrantes" de ERC ha ofrecido a la CUP un pacto mediante el cual Mas sólo sería un conseller. La "traición" no ha sido desautorizada por los republicanos entre otras razones porque varios miembros del grupo parlamentario de Junts pel Sí también han sugerido a Mas que dé un paso a un lado.
La presión ha cambiado de bando y los dirigentes de la CUP se mantienen en su negativa a investir a Mas. Se escenifican múltiples contactos y afanosas negociaciones, bajo secreto, para tratar de superar el callejón sin salida que representa Mas. Su último movimiento, esa oferta para remodelar un gobierno en funciones, expresa a las claras que Mas no confía en absoluta en que la CUP vaya a corregir su "error". Su próxima pantalla, según la "retórica" nacionalista, está en llegar al 6 de marzo, la fecha probable para la repetición de sus "plebiscitarias" bajo el amparo de ERC, con una nueva plataforma que le ahorre tener que comparecer como candidato de Convergencia, un partido destartalado por la corrupción y por la huida hacia adelante emprendida por Mas.
Oferta disparatada
La oferta es tan disparatada como improbable parece que ERC vaya a someterse de nuevo a las urgencias política de Mas y su partido y formar coalición. La tendencia de CDC es a la baja. Pierde apoyos en cada elección. Primero cayó el Ayuntamiento de Barcelona después de sólo cuatro años de gobierno de Xavier Trias; después no logró sumar la mayoría absoluta que predijo La Vanguardia para facilitar la unión de CDC y ERC, cayó en picado en las generales y la situación de cara a las nuevas autonómicas está, según los sondeos, entre lo dramático y lo catastrófico.
Las bravatas de Mas
Por si no fuera suficiente, las bravatas de Mas del pasado martes, cuando reaccionó ante la decisión del consejo político de la CUP de no prestarle los votos de dos diputados, no han sentado nada bien ni siquiera entre sus partidarios dentro de la formación antisistema. Al decir que "con los hiperrevolucionarios no llegamos ni a la esquina", Mas pudo haber cavado su propia tumba.
Este jueves, Gabriela Serra, ha declarado que si Junts pel Sí insiste en presentar a Mas como candidato, abandonarán la reunión "a los dos minutos". En Junts pel Sí han ofrecido la consejería de Enseñanza a alguien identificado con la CUP. Esa oferta implicaría la caída de la consejera Irene Rigau, encausada en el TSJC por su participación en el 9-N. Mas está dispuesto a agotar todas las opciones, menos la de dejar paso a un candidato alternativo.
Su posición, ahora, es la de forzar un nuevo frente amplio separatista con ERC. Sin embargo, es tan difícil que eso ocurra como que la CUP cambie de criterio en los minutos basura. ERC, por su parte, ejerce de mediador, así como las entidades "cívicas" del separatismo, pero la tendencia ha variado. De exigir a la CUP que votase a Mas han pasado a pedir al president que se replantee su posición. El silencio de ERC es atronador y la reunión del grupo parlamentario de Junts pel Sí no ha sido precisamente positiva para el líder de CDC. De momento, no hay noticias sobre un acuerdo, aunque los contactos entre todas las partes son constantes. Marta Rovira, dos del partido republicano, Josep Rull, escudero del president y Jordi Turull, el tres de Convergencia son los delegados de la comisión masiana. En la CUP ejercen un papel clave Josep Manel Busqueta, Gabriela Serra y Anna Gabriel. Y los tres coinciden en declarar que respecto al líder de CDC, nunca es nunca y jamás, jamás.
ERC rechaza la ocurrencia de Mas
Este jueves se volvieron a ver las caras en una reunión que duró tres horas y de la que no ha trascendido más detalle que la postura firme de la CUP y la impotencia de los representantes de Junts pel Sí. Mientras se llevaba a cabo esta reunión, ERC valoraba la oferta de Mas y llegaba a la conclusión que la oferta de Mas para entrar en un ejecutivo en funciones es tan insólita que no se conoce precedente alguno.
Podemos pide reunirse con la CUP
Por su parte, los podemitas catalanes, En Comú Podem, han solicitado una reunión a la CUP para sondear las posibilidades de una "confluencia de izquierdas". En esa apuesta también está ERC. El número uno de los podemitas catalanes en el Congreso de los Diputados, Xavier Domènech, ha descartado que Colau vaya a ser la candidata, pero sí ha asegurado que tendría un papel muy importante. Junqueras sería entonces el candidato mejor colocado para presidir la Generalidad y Colau sería la bala en la recámara para una posible repetición de las generales. El Ayuntamiento de Barcelona quedaría en manos de Gerardo Pisarello, que ayer ejerció de rey Gaspar en la cabalgata. El rey Melchor, Jaume Llansó, también del grupo de Colau, pronunció la frase: "Nosotros si que traemos regalos para todos, no como los borbones que quieren quedárselos todo ellos". El presidente del grupo popular en el Ayuntamiento, Alberto Fernández ha pedido su cese sin obtener respuesta de Colau. Todo conspira a favor del fin de la legislatura catalana.
El pleno más corto de la hisoria
Este mismo jueves , el Parlament batió un récord. Celebró su sesión más corta de la historia para elegir a los ocho senadores por designación autonómica, cuatro de Junts pel Sí, uno para Ciudadanos, otro para el PSC (Montilla) y el último para el PP (García Albiol). El pleno no pasó de los cinco minutos puesto que la junta de portavoces había acordardo previamente los nombres a designar. Pudo ser el último de la legislatura autonómica catalana también más corta.