La CUP y la plataforma de CDC y ERC, Junts pel Sí, se han dado una última oportunidad por mediación de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), Òmnium y los municipios por la independencia, el tridente de entidades "cívicas" sobre el que Mas sostiene su proceso separatista. Las previsiones son contrarias a Mas aunque ha logrado dividir a la CUP, hurgar en sus contradicciones y generar un cisma. Como es sabido, cualquier relación política con Mas resulta tóxica. Primero se cargó al PSC, luego a CiU, después rompió Unió y ahora ha dividido a la CUP. Sólo ERC resiste el influjo negativo de Mas.
Sin embargo, se pasó de frenada en su airada respuesta a los antisistema. Las burlas y menosprecios sobre los "hiperrevolucionarios" con los que "no llegamos ni a la esquina" han caído mal incluso entre los acérrimos de Mas en el seno de la CUP. La organización está fracturada, pero no tan debilitada como pretende el presidente en funciones de la Generalidad. Enarbola la dimisión del cabeza de lista, Antonio Baños, y pone como ejemplo a la CUP dirigida por David Fernàndez, el cupero de la chancla con el que se abrazó en el 9-N del referéndum de 2014 y que ahora "colabora" en el Ayuntamiento de Barcelona fichado por Ada Colau. Sin embargo, la decisión del consejo político de los antisistema apoyó por amplía mayoría la negativa a Artur Mas. Casi la totalidad de las agrupaciones territoriales y locales están en su contra y Baños ni siquiera es militante de ninguna de las organizaciones, sino un independiente surgido del Súmate de Gabriel Rufián, la entidad de ERC para los hispanoparlantes.
Máxima presión
Mas considera que aún hay tiempo para que la CUP enmiende su "error" y la presión de los medios es máxima. No obstante, los resultados del pasado 20D en Cataluña prefiguran un equilibrio ajeno a Mas y Convergencia. La traslación de esos resultados daría a Podemos y ERC, junto al sector contrario a Mas de la CUP, el poder en Cataluña. Además, una repetición de las "plebiscitarias" de Mas desencadenaría, según la lectura antisistema, unas nuevas generales, dado que la única probabilidad de acuerdo entre PP y PSOE es que el "proceso" siga adelante.
Pero la apuesta de la CUP es por otro "proceso", más frontal y directo. La desaborladura del sistema democrático constitucional en el que el primer peldaño sería conquistar Cataluña con una formación, Podemos, que puede condicionar la política nacional si además de comicios en Cataluña hay también nuevas elecciones generales.
El apoyo de ERC a Mas no ha sido precisamente entusiasta. Junqueras se descarta como candidato de consenso para emprender la legislatura catalana de la ruptura, pero no impide que su vasallo Joan Tardà embista contra Mas y le pida que dé un paso a un lado.
Todo apunta a la reedición electoral, pero Artur Mas apurará el plazo hasta el final mientras agudiza la presión sobre los antisistema. Las apuestas están en su contra, pero no sería la primera vez que el actual presidente en funciones logra un acuerdo a última hora. Así pues, suspense hasta el domingo la noche.
Tras la "huelga de hambre" de un día que sólo siguieron unas setenta personas en un colegio de los Escolapios de Barcelona, la ANC ha convocado para este jueves dos concentraciones a favor del pacto, una en Barcelona y otra en Gerona.