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Rajoy se erige como único valor seguro ante un escenario "diabólico" tras el 20D

El PP, o un pacto de perdedores. Él, o una coalición de izquierdas que traiga otra vez la ruina a España. "Somos el valor seguro", sentencia Rajoy.

El PP, o un pacto de perdedores. Él, o una coalición de izquierdas que traiga otra vez la ruina a España. "Somos el valor seguro", sentencia Rajoy.
Rajoy se reencuentra con Viri en el mitin de Madrid | David Mudarra.

Mariano Rajoy contiene la respiración. Cuatro años después de cosechar una histórica mayoría absoluta, se enfrenta a lo que sus asesores ya denominan un "escenario diabólico" una vez se cierren las urnas el próximo domingo. El candidato está convencido de que ganará "y con una diferencia importante", pero también de que tendrá que negociar para resistir en la Moncloa. Y lanza la pelota en el tejado de Albert Rivera, toda vez avisa de que es "la ruina" para España que una coalición de PSOE y Podemos se haga con las riendas. Si Ciudadanos le sigue diciendo que "no", su equipo de campaña incluso no descarta entenderse con los socialistas, pero siempre con Pedro Sánchez fuera de juego.

En el último día de campaña, Rajoy quiso silenciar las especulaciones y se centró en arañar el máximo de votos posibles en Valencia y Madrid, sus feudos tradicionales. Tal vez para azuzar el miedo y recabar así el apoyo de los que aún dudan entre la papeleta azul o la naranja, sus estrategas se encargaron de advertir en privado de que, aunque la tendencia ha sido positiva, se antoja difícil llegar al resultado pronosticado por el último sondeo del CIS, que daba al PP el 28,6% de los votos y entre 120-128 escaños. Génova, en la pegada de carteles, se puso una meta: el 30% y los 130 representantes. "Hemos ido claramente hacia arriba", ha respondido insistentemente el candidato. "No sabemos qué va a ocurrir realmente. Con cuatro partidos, todo es más borroso ", le matizaba su entorno.

El reencuentro con 'Viri'

A Rajoy se le ha visto cómodo estos días. Al principio de la legislatura, en los peores momentos, tuvo que aparecer en un acto del PP en Granada con un día de antelación porque su equipo de seguridad le avisó de que había un alto riesgo de que pasara algo. Hoy, en esta campaña, ha pisado la calle sin problemas en prácticamente todo el país hasta que llegó a Pontevedra, su tierra. "Era su último paseo programado y, la verdad, es que pasamos un susto muy grande. Pudo haber ocurrido algo grave", según reconoce a toro pasado un cargó de la entera confianza del presidente. "Voy a seguir paseando por las calles de España con absoluta libertad y tranquilidad", replicó Rajoy, quitando hierro a su brutal agresión. Este viernes, en el mitin de Madrid, se reencontró con Elvira Fernández, su mujer, que le dio un beso y le agarró fuerte del brazo.

El atentado de Afganistán, con dos policías muertos, también trastocó la campaña. En Génova, admiten que la gestión no fue buena en un primer momento: Rajoy se vio afectado de lleno por esas 24 horas de confusión. Aunque, según quienes manejan los trackings, no tuvo repercusión en la intención de voto. Por el contrario, añaden, "sí que vimos que la cosa subía" cuando el candidato se sentó con Bertín Osborne en TVE. "Ahí empezó, de verdad, la campaña", según la dirección nacional. Cuando Osborne dijo que finalmente votará al PP y no Ciudadanos, los populares se afanaron en publicitarlo.

"Que no gobiernen 8 o 9"

Rajoy no cambió su estrategia tras el cara a cara con Sánchez, aunque desde entonces ha dado a entender que la segunda plaza está un pañuelo, con Podemos acercándose al PSOE. En Valencia, en su mitin más animado y ante más de 5.000 personas, el candidato quiso vender la tesis de que sólo el voto al PP podrá evitar un pacto de formaciones de izquierda, al que también podrían unirse los nacionalistas. "Algunos están jugando a una coalición de PSOE, Podemos y partidos pequeños. Si quieres que no haya una coalición que lleve a España a la ruina, vota al PP", arengó a los suyos.

El presidente quiere poner a Rivera entre la espada y la pared, entre el PP o una amalgama de partidos que pongan en riesgo la estabilidad económica e institucional. Aunque, en las horas finales de la campaña, tampoco se olvidó de atacarle: "Esto que hay aquí es un partido político y no un invento de media hora, ni un producto de marketing, ni el partido de una sola persona, ni un invento que se haya generado en un plató de televisión", disparó contra Rivera. Insistió: "No estamos para jugar a la ruleta rusa ni para hacer operaciones que no se sabe a lo que conducen".

En síntesis, el PP como la mejor defensa ante el caos, como lleva planteando meses, poniendo como ejemplo que él logró evitar el rescate total del país. En Madrid, poco antes de las doce de la noche, lanzó sus últimos mensajes: "Algunos están preparando lo mismo que han llevado a cabo en algunas comunidades. Para que ocho o nueve no organicen la que han organizado siempre, tienen que votar al PP", reiteró una vez más. "Como nación no podemos permitirnos ni volver a las políticas antiguas, cansadas y aburridas ni jugar a los experimentos, las novedades, las tertulias y la nada", ofreció a modo de resumen, en línea con lo dicho día tras día en campaña. Y se despidió: “Os convoco a un último esfuerzo, vamos a ganar las elecciones, ninguna duda, las vamos a ganar".

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