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Sánchez juega a ser Podemos y acusa a Rajoy de "indecente"

El PSOE había advertido de que no se ha frenado la fuga de votos a Podemos y un repunte en las últimas encuestas dieron la voz de alarma.

Pedro Sánchez, minutos antes de que comenzara el debate | EFE

Era su última bala y disparó directo al corazón. El candidato socialista, acechado por Podemos en su flanco izquierdo y Ciudadanos en el derecho, jugó todas sus cartas a la corrupción que, como lluvia fina, fue salpicando todas sus intervenciones de preguntas retóricas y acusaciones veladas desde el principio del debate en el bloque económico. En el minuto siete citó a Bárcenas; en el catorce, a Rato. Y así, fue imponiéndose en un cara a cara en el que Rajoy jugaba a la defensiva y Sánchez, al ataque.

Hasta que llegó el bloque de corrupción. Presionado por los sondeos que apuntan a un notable crecimiento de la formación de Pablo Iglesias desde el debate a cuatro del pasado lunes, Sánchez decidió jugar a ser Podemos. Rictus serio y acusaciones gruesas, comenzó recordando que "Cospedal mintió a la cara a todos los españoles" con el despido en diferido de Bárcenas, continuó por "los martillazos a los ordenadores de Génova" y terminó con los famosos papeles del extesorero del PP. "Lo que dicen esos papeles es cierto. Usted tenía que haber dimitido entonces", cuando se publicaron los famosos papeles de Bárcenas, le atizó el candidato socialista aportando un rejón aún mayor: "Ahora se presenta para ser presidente otros 4 años. Le advierto de que si usted sigue siendo presidente el coste para la democracia y las instituciones españoles es enorme. El presidente del Gobierno debe ser una persona decente y usted no lo es".

El "hasta aquí hemos llegado" de Rajoy y su enfado mayúsculo con un contrincante socialista a quien acusó de "ruin, mezquino y deleznable" dieron ya por acabado un debate en el momento en que el candidato popular se atrevió a replicarle diciendo "usted es joven. Usted va a perder estas eleciones. De eso se puede uno recuperar" pero de su actitud "ruin, mezquina y miserable nadie se puede recuperar nunca".

El bucle de repetición continuó varios minutos más. Tono bronco que aportó algunas novedades tanto por parte de Rajoy -"si usted tuviera cuajo, presente una querella"-, como por parte de Sánchez: "¿quién nombró a Barcenas?", preguntó a Rajoy. "Parece que la única persona que se equivoca en un nombramiento no soy yo", dijo en una referencia que muchos entendieron de forma velada a Susana Díaz, quien propició la victoria de Sánchez en las primarias hace año y medio.

Euforia en el PSOE

Tono bronco y mucha tensión que se percibió en el final del debate. No se saludaron ni se cruzaron palabra. Y en los pasillos, continuaron las acusaciones. "No voy a permitir que se me falte al respeto", dijo Rajoy. Lejos de algún temor porque esto pueda hacerle un roto al bipartidismo, los socialistas se mostraban eufóricos, desde el último miembro del gabinete hasta el candidato.

Preguntado por Libertad Digital si no era una falta de respeto, como le acusa el presidente del Gobierno, Sánchez lo negó porque "yo creo que los españoles querían también escuchar cuál es la posición sobre la corrupción que es el segundo problema de los españoles. Rajoy quiso evitar la corrupción y yo he dicho lo que piensan millones de españoles. Y, por cierto, esos millones de españoles, que es la mayoría de los españoles, tienen razón".

Fuentes de la dirección, asistentes al debate en la Academia de Televisión, negaron a este periódico que esta estrategia pueda perjudicar al PSOE. "Hemos ganado de calle, ha sido KO técnico, nos hemos atrevido a decirle lo que no quería escuchar y todos los españoles piensan, y quien ha insultado ha sido Rajoy, no Sánchez".

Una euforia sin contención que dibujaba amplias sonrisas en el séquito de Pedro Sánchez rumbo a Ferraz para la celebración de la victoria con los militantes.

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