Mariano Rajoy se muestra convencido de que será el vencedor en las urnas, pero ya duda seriamente de que Pedro Sánchez sea su principal rival el 20 de diciembre, dejando atrás eso de que el PSOE es el adversario de "referencia". "No sé quién puede quedar segundo", admitió en conversación informal con periodistas, en los fastos por el aniversario de la Constitución. Ministros y altos cargos del PP se encargaron de ser más precisos: Albert Rivera "no para de subir" y ya habría destronado a Sánchez en las encuestas internas. "Como siga así, el castañazo del PSOE será legendario", resumió un conocedor de los últimos trackings del partido.
En pleno inicio de campaña, Rajoy se encontró con todos sus contrincantes en los comicios de dentro de dos semanas. Y a ellos les lanzó un mensaje muy claro, tanto en público como en privado: "El partido que gane debe formar Gobierno, es lo que ha ocurrido siempre en España y lo que ocurre en la mayoría de los países. Que a estas alturas haya alguien que plantee un acuerdo de tres fuerzas políticas es un error y no me parece muy ajustado de a los parámetros democráticos", enfatizó a su entrada a la Carrera de San Jerónimo.
El entorno del candidato no descarta un "pacto de perdedores", y se encargó de pregonar la posibilidad de que Sánchez, Rivera e Iglesias acaben llegando a un acuerdo. Frente a ellos, Rajoy volvió a prometer que se hará a un lado si no es el primero, extremo hartamente improbable según las encuestas. "Si no gano las elecciones, yo no formaré gobierno", prometió, como ya ha hecho en otras ocasiones.
Por lo demás, Rajoy confirmó, tal y como avanzó este diario, que aspira a llegar al 30% de los votos, lo que le permitiría estar a una distancia del segundo que su equipo califica de "segura". "Estoy trabajando en ello", destacó en su conversación con los periodistas, aunque no quiso pillarse los dedos sobre el número de escaños. Según su equipo de campaña, la barrera está en los 130 representes, aunque hay quien dice internamente que se puede llegar a los 140.
El candidato quiso mostrarse en todo momento tranquilo, y en ningún caso quiso acarar cuáles serán sus cartas para negociar tras el 20 de diciembre. "Eso vendrá después". Ni tan siquiera quiso mojarse sobre cuál es su interlocutor favorito -"Todos me caen bien", dijo sobre Sánchez, Rivera e Iglesias-, aunque en el PP reconocen que "en principio" la proximidad ideológica y económica es con el líder de Ciudadanos.
Rajoy recetó tener cabeza fría y no adelantar acontecimientos. Si bien, reiteró una vez más que no considera una prioridad reformar la Constitución, aunque no cierra la puerta del todo si se alcanza un consenso del 80%. "Sin ese consenso, tendríamos un pequeño lío", arguyó. Insistió a micrófono abierto: "La Constitución goza de una salud muy buena por fortuna y bajo su ordenamiento hemos vivido durante muchos años, y espero que sigamos haciéndolo durante muchos años".
El papel de Santamaría
Una de las preguntas que más le repitieron al candidato fue sobre su número dos, con un innegable protagonismo en campaña. En conversación informal, defendió que sea Soraya Sáenz de Santamaría la que se enfrente a sus tres principales rivales. "Si me pasara factura no ir, iría", recalcó. Y en varias ocasiones desveló que el destacado papel de su número dos cuenta con su aval. "Llevo tiempo en mucho negociado", avisó a navegantes. También "viendo operaciones desde 1975", ironizó sobre la hipótesis de un plan para hacer presidenta a Santamaría con el aval de Rivera.
La propia señalada, en otro corrillo muy numeroso, afirmó que todo lo hace con el aval de Rajoy, al que guarda, declaró, fidelidad. Según Santamaría, Rajoy le sugirió que tampoco "estudiara" mucho para el debate, ya que está seguro de su victoria. Y todos los cargos consultados sobre el papel de la poderosa número dos rememoraron las palabras del jefe en La Sexta: "Habrá una presidenta en España pero me gustaría que fuera después de que yo continuara de presidente", dijo. Esto es, Rajoy tiene intención de resistir.
Por último, y aunque el presidente nada dijo de eso, no pocos cargos del PP -principalmente los históricos- pusieron encima de la mesa su preocupación por el descalabro del PSOE. "Nos asomamos a una situación inédita", destacó un otrora líder regional. Alberto Núñez Feijóo hizo un símil futbolístico en relación a los escaños que dependen de un puñado de votos, y que son muchos: "Estamos dando en el palo, esperemos que marquemos gol el día 20".