Cristina Cifuentes y Esperanza Aguirre no congenian. Son los dos principales actores del PP de Madrid, pero palabras como "fuego amigo", "puñales" o "vendetta" se repiten a poco más de un mes de las elecciones generales. Los choques ya se vivieron en la anterior campaña, y se han multiplicado después. El último, de intensidad, por la polémica sobre la luz y la seguridad en el domicilio de Aguirre. Este viernes, escenificarán la paz en un acto público.
La pasada semana, el diario Vozpopuli publicó que la Comunidad de Madrid pagó la factura de la luz de la casa de Aguirre mientras fue presidenta. Esto es, entre finales de 2003 y principios de 2012. Ella lo negó desde el principio, y enseñó las facturas a su nombre. Según precisó, el Gobierno regional se responsabilizaba exclusivamente de los gastos de electricidad de la caseta de los escoltas de la Guardia Civil -un total de once, que se alternan-, situada en el rellano de su vivienda.
Mientras, la Comunidad de Madrid confirmó los pagos hasta 2012, pero no se pilló los dedos y dejó sin aclarar si se asumió el coste de toda la vivienda o sólo de las dependencias de los miembros de seguridad de Estado. Además, se recalcó que fue Ignacio González el que dejó de pagar las facturas aunque haya sido con Cifuentes cuando el servicio de luz se ha cortado en la garita, como informó públicamente Aguirre. Las críticas internas tardaron poco. Algunos cargos del PP de Madrid acusaron al entorno de Cifuentes de la filtración, algo que ella desmiente.
En todo este trance, las dos dirigentes, que en su día compartieron sintonía, no hablaron entre ellas. Y la situación se enredó aún más. Aguirre recibió la llamada de Ángel Garrido, el hombre fuerte de Cifuentes, consejero de Presidencia y portavoz del Ejecutivo autonómico. No le llamó por las facturas de la luz sino por su seguridad: le informó de que la Puerta del Sol rescinde el convenio con la Guardia Civil, por lo que dejará de costear parte de la misma.
El Gobierno madrileño argumenta que Aguirre ya no es presidenta y que, por lo tanto, el ministerio del Interior o el ayuntamiento -ahora es portavoz del Grupo Popular municipal- se tendrán que hacer cargo del pago total de la vigilancia. "Ellos tendrán que decidir si es necesario". En concreto, la Comunidad abonaba un plus a los agentes de la benemérita "que ya no nos corresponde". Además, enfatizaron las fuentes consultadas, ni la propia Cifuentes tiene seguridad en su casa privada. "La situación ha cambiado, ya no hay atentados".
El entorno de Aguirre reconoce que la Comunidad está en su derecho de no pagar el plus a los agentes, pero que es "la primera vez" que una retirada de seguridad se publicita a través de una comparecencia pública y se filtra a la prensa. La propia Aguirre, objeto de recientes amenazas, se ha puesto en contacto con responsables del ministerio del Interior, que le han dicho que mantendrán la escolta y los costes relativos a la caseta. Le han transmitido "que no se preocupe". La Comunidad también ha dejado de pagar la seguridad del domicilio de González.
Y, mientras tanto, Cifuentes y Aguirre siguieron sin descolgar el teléfono. De hecho, en paralelo, el PP dio luz verde a la lista del partido por Madrid, pero no hablaron. En este caso, "Aguirre es la presidenta" y ejerció como tal, negociando directamente con María Dolores de Cospedal e incluyendo a tres afines a cambio de que Cristóbal Montoro fuera el número cuatro de la candidatura.
La dirección nacional admite "lío" en el PP de Madrid, y se muestra incapaz de lograr una solución. En su día, se aseguró que Cifuentes iría ganando peso en la estructura, pero hasta el congreso regional -que se celebrará tras las generales- Aguirre sigue mandando. La preparación de la campaña electoral es prueba de ello. "No se ha contado con nosotros", zanjaron las fuentes consultadas en la Puerta del Sol. "Cifuentes hará campaña nacional. Génova sí nos ha llamado", remataron.
Del otro lado, confirmaron que "como ya ocurría también en tiempos de Gallardón" es Aguirre la que dispone. Íñigo Henríquez de Luna, hoy su principal apoyo, es el interlocutor de Juan Carlos Vera, mano derecha de Jorge Moragas. Y se desliza que Cifuentes, pese a ser miembro del Comité de Dirección, apenas asiste a las reuniones.
Dirigentes regionales consultados por este diario no esconden en privado la delicada situación. "Hay dos bandos y cuidado con que te pille en medio", resume un alto cargo. "Estamos en un momento difícil, tras unas elecciones en las que perdimos mucho poder y a las puertas de otra. Hay muchos nervios", en palabras de un parlamentario. En síntesis, "no hay química entre ambas", y la preocupación se extiende entre las distintas estructuras. Lo peor, enfatizan, es el fuego amigo: "Aunque en realidad no lo haya, parece que sí que lo hay. El partido tiene que ser reconstruido y para eso hace falta" un congreso regional. En él, la dirección nacional quiere que Cifuentes sea la nueva líder. Aunque Aguirre ya ha dicho que la elección se hará bajo el sistema "un militante, un voto".
Para zanjar polémicas, las dos serán protagonistas de un acto organizado por el PP de Madrid este mismo viernes. El foro estaba organizado desde hace días, aunque cobra relevancia ahora ya que será su reencuentro y podrán ofrecer una foto de unidad de cara al 20 de diciembre.