Apenas una hora de reunión. Encuentro exprés que refrendaba la tesis de que la foto era la prioridad del encuentro. La foto de un único compareciente, Pedro Sánchez, que no quiso prestarse a la rueda de prensa cuando hace trece días visitaba La Moncloa en un encuentro secreto con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.
El objetivo, por tanto, era doble: de un lado, reforzar la imagen del bipartidismo unido ante el desafío secesionista catalán; del otro, subsanar de paso el error de Pedro Sánchez, evidenciado posteriormente por las comparecencias del líder de Ciudadanos, Albert Rivera, y de Podemos, Pablo Iglesias, hace dos semanas.
La imagen del líder de la oposición compareciendo en la sala reservada a los mandatarios internacionales, diferente a la utilizada por Rivera e Iglesias, respondía al capote del Ejecutivo cuyas fuentes apelaban al "hoy es el día de Pedro" para explicar que ni el presidente Rajoy ni ningún miembro del Gobierno comparecería posteriormente.
En cuanto al fondo, la reunión sirvió para proyectar que, al margen de las evidentes diferencias sobre la reforma de la Constitución, Sánchez y Rajoy caminan juntos en el convencimiento de que no hará faltar aplicar el artículo 155 porque los secesionistas acatarán la sentencia del Tribunal Constitucional tras el recurso del Gobierno que se espera para esta semana. "Esperamos en que, una vez que resuelva el TC, el Parlamento cumpla con esa sentencia y no nos veamos obligados a tomar otro tipo de decisiones", dijo Sánchez tras ser preguntado por LD por la aplicación del citado artículo.
Pero es más. Gobierno y PSOE tampoco creen que haga falta actuar con otras medidas como cerrar el grifo de la financiación o retirar las competencias de los Mossos de Escuadra. "No adelantemos acontecimientos", repitió el líder del PSOE ante las insistentes preguntas que incidían en el contenido de la resolución del parlamento catalán, que recoge expresamente la voluntad de desobediencia al TC.
Algo que no altera un ápice el convencimiento de los mayoritarios que siguen pensando en que el bloque secesionista acabará reculando ante la sentencia del Alto Tribunal. En boca del líder de la oposición, "no hay debate. Lo único que se puede hacer es cumplir con la sentencia del TC. Lo hacen los ciudadanos catalanes. Lo tienen que hacer los representantes políticos catalanes".
Y en ese sentido, explicó Sánchez, iban las declaraciones de su secretario de Acción Política, Patxi López, quien este martes consideró que el artículo 155 supondría "echar más gasolina al fuego" y alimentar "el victimismo secesionista". "Creo que Patxi López viene a decir de otra forma lo que yo digo. Que esperamos que se reconduzca la situación y que los representantes cumplan con la sentencia del TC. Es el sentido de esas palabras".
Sánchez rebajó varios grados su discurso contra el Ejecutivo de Rajoy a quien hasta ahora había señalado como el "el responsable político" del conflicto catalán, frente al "culpable" en la persona de Artur Mas. Ni siquiera quiso hablar expresamente de su propuesta de reforma constitucional a la que se refirió veladamente como "una solución política" tras las elecciones del 20 de diciembre. Se congratuló por haber restablecido "los canales de comunicación con el Gobierno" y aseguró que, a partir de ahora, "los canales de comunicación están abiertos" y "la voluntad de ambas partes es caminar unidos, caminar junto al Gobierno para tener una respuesta conjunta".
Preguntado por los puntos de desacuerdo, el secretario general del PSOE tampoco quiso pronunciarse, en su imagen de mano tendida al Gobierno y de refuerzo de la unidad del bipartidismo. "Lo importante hoy es subrayar los aspectos de coincidencia. Cumplimiento de la legalidad y decir no al desafío que sitúa a los catalanes fuera de la legalidad", se limitó a decir un Pedro Sánchez que no explicó por qué sus palabras no se produjeron hace exactamente trece días en Moncloa.