Mariano Rajoy está cómodo en su nuevo papel frente al desafío separatista. Antes de tomar cualquier decisión importante, descolgará el teléfono para informar a los principales líderes políticos del país e intentar lograr un consenso y, si es necesario, volverá a reunirse con ellos. Según desveló, ya tiene la aprobación de Albert Rivera y Pedro Sánchez para presentar un recurso ante el Tribunal Constitucional "el día después" de que el Parlamento catalán vote -y apruebe- la declaración de desobediencia.
A partir de entonces, volverán a reproducirse los contactos. Tal y como informó este diario, el presidente cree que le es positiva una imagen de unidad, toda vez él toma las decisiones y sus principales rivales políticos se sitúan un paso más atrás respaldándole. "Creo que existe un consenso básico de casi todos en torno a cuatro ejes fundamentales: defensa de la unidad, de la soberanía del pueblo español, de la igualdad de los españoles y del respeto a la ley", sacó pecho este mismo miércoles, en un acto organizado por el diario El Mundo.
Para Rajoy, es fundamental mantener el respaldo de Rivera y Sánchez ante el pulso rupturista. Pero, sin embargo, rechazó que sea necesario que ese apoyo se tenga que reproducir por escrito, como así le emplazó Rivera. Por ahora, no habrá firma, ni declaración institucional, ni foto de los líderes constitucionalistas. "Ya hay un documento muy importante que es la Constitución española", zanjó el jefe del Gobierno. "Hay una posibilidad de que haya una propuesta conjunta o de que no la haya", afirmó hace dos días José Luis Ayllón, portavoz de la presidencia.
Ante empresarios y periodistas, el presidente sólo aclaró que habrá recurso ante el Constitucional. A partir de ahí, se reafirmó en que el Estado tiene los mecanismos suficientes para frenar el pulso separatista, aunque sin mentar en ningún momento el artículo 155 de la Constitución, por ejemplo. "Es cierto que nunca hasta ahora hemos tenido que emplearlos, porque nunca hasta ahora se ha dado semejante deslealtad de una administración contra la ley sobre la que se fundamenta su legitimidad", arguyó.
Según el diagnóstico de Rajoy, los únicos responsables de que Cataluña esté hoy al borde del abismo son los separatistas. "Ni España, ni su gobierno, ni sus partidos, ni sus instituciones son responsables de lo que pasa en Cataluña. Tampoco de los escándalos, ni de la ruptura de la coalición de gobierno, ni la desaparición del catalanismo moderado e integrador, ni de dejar la gobernabilidad en manos de un partido abiertamente antisistema como es la CUP", afirmó. "Lejos de atender las necesidades de los catalanes, su única prioridad ha sido crear un clima de opinión basado en falsedades contra nuestra historia común", añadió sobre Artur Mas -al que no citó expresamente- y sus aliados.
La firmeza en su diagnóstico se mantiene, pero ni en su primera intervención ni en el tiempo de las preguntas quiso aclarar cuál es su hoja de ruta en caso de desacato. Lo importante, a ojos de Rajoy, es que la opinión pública ha de tener "la absoluta certeza de que si el Gobierno tiene que actuar, actuará y no renunciará a ninguno de los instrumentos de la ley". Volvió a insistir: "Iremos trasladando las medidas que adoptemos en cada momento", siempre de acuerdo con la valoración de los servicios del Estado.
Para el presidente, "proporcionalidad" y "prudencia" son las palabras clave. "Adelantar acontecimientos no tiene ningún sentido", respondió una vez más, no sin aclarar que, haga lo que haga, antes buscará el respaldo de Sánchez y Rivera. "Nos enfrentamos al mayor desafío que ha vivido nuestro orden constitucional y la nación española en décadas", en palabras del propio Rajoy.
Los ejes del programa electoral
En el foro organizado por El Mundo, Rajoy también mencionó los siete ejes de su programa electoral: "Avanzar en el empleo, crecer de manera sostenida y competitiva, fortalecer el estado de las autonomías, reforzar los pilares del bienestar, culminar la mejora de la educación, seguir modernizando la administración y mantener un compromiso permanente de regeneración de la vida pública". Pero, por encima de todo, lo que hizo fue revindicarse: "Lo que hemos hecho entre todos durante estos años es nuestro mejor aval. Los resultados que hemos obtenidos son la mejor prueba del acierto de nuestras políticas y la garantía de que lo que proponemos no es una entelequia sino una meta al alcance de nuestra determinación".
Rajoy, una vez más, pronosticó una España mejor con él en la Moncloa. Pero alertó: "Nada de esto sería posible sumida en el caos, la inestabilidad o la fractura. Es radicalmente incompatible con la incertidumbre institucional o política y mucho más con un proyecto de ruptura de nuestro orden constitucional". En este sentido, volvió a calificarse como el mejor candidato posible del PP y enfatizó que "nunca" ha pensado tirar la toalla.