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Arantza Quiroga dimite como presidenta del PP vasco

No resiste hasta el próximo congreso del PP vasco y tira la toalla ante la presión de Sémper y Alonso. Convocan la Junta Directiva este mismo viernes.

Arantza Quiroga tira la toalla y dice adiós a la política dejando al PP vasco dividido, en una situación insostenible y en víspera de unas elecciones generales. Tras una semana de silencio, el desenlace se daba por descontado por parte de un sector de la formación -las estructuras de Álava y Guipúzcoa presionaron hasta el final- pese a los intentos de María Dolores de Cospedal de que resistiera. Este mismo viernes se reunirá la Junta Directiva regional y, previsiblemente, habrá un nuevo líder.

Todo empezó el pasado martes. Quiroga trató de dar un impulso a su liderazgo presentando una polémica moción sobre la banda terrorista ETA en el Parlamento de Vitoria. Llamaba a la "deslegitimación" del entramado etarra, pero no usaba el término "condena". Las alarmas sonaron en Génova, pero ella calmó a sus interlocutores, y en un primer momento recibió el plácet de la dirección. La alegría sólo le duró unas horas. El miércoles, las críticas internas y de la AVT, sumadas al aplauso de Bildu, obligaron a la líder regional a echar marcha atrás.

Entonces, Quiroga se dio cuenta de lo sola que estaba políticamente. Dejó vacía su agenda pública y ni ella ni su jefe de prensa contestaban las llamadas de teléfono. Durante una semana, el PP vasco vivió una situación de enorme tensión, y la fractura que no cicatrizó en el último congreso regional -en el que ella ganó, pero con serias dificultades al apartar a Iñaki Oyarzábal como secretario general- volvió a escenificarse.

Alfonso Alonso -el influyente ministro de Sanidad, también responsable del partido en Álava- y Borja Sémper -Guipúzcoa- le dieron la espalda. Y en el seno de la dirección nacional no dudaron en admitir que se había "equivocado" en la gestión de la moción. Sólo Javier Maroto salió a la palestra para decir que tenía el respaldo de la cúpula aunque, en la práctica, su gran y única valedora fue Cospedal.

La número dos del PP la citó en Madrid el martes para comer. Antes, desde Bruselas, negó el desenlace que este miércoles se ha producido y preguntaba a los periodistas si ellos no se cogían vacaciones. Pero, en el almuerzo, Cospedal no pudo hacer nada para que aguantara. Al término del Comité de Dirección -que se celebró a las 17:30, después de dicho encuentro-, no hubo rueda de prensa para evitar las preguntas.

Lo que la secretaria general quería evitar era un nuevo "lío", otro frente para Mariano Rajoy, que nada ha dicho de la espinosa cuestión, en plena precampaña. Pero, en privado, tanto amigos como enemigos políticos de Quiroga no paraban de repetir que "estaba muy mal", pasando un trago muy difícil. Y ella se encargó de reforzar esa sensación evitando a la prensa. "No quería hablar porque lo ha pasado fatal", según su entorno.

Vuelve a defender la moción

En su comparecencia de este miércoles, completamente sola en el atril, Quiroga reconoció que no ha cumplido con sus objetivos. "He tratado durante estos dos años de entender que el PP tenía que hacer una transición desde la resistencia a la influencia. He tratado de aunar voluntades y he fracasado", dijo. De ahí, prosiguió, que "lo más honesto sea apartarse". "Mi participación en la política activa ha acabado (…) Ahora quiero desintoxicarme de la política, dedicarme a la familia y vivir una familia más tranquila", arguyó. Apenas algunos dirigentes del partido le acompañaron, en un discreto segundo plano.

"Espero que los que estén el frente del PP vasco tengan una mirada valiente. Es lo que debemos a nuestros hijos. Considero que no es un objetivo político, sino social", remató la líder saliente, que defendió por última vez su iniciativa parlamentaria. "Volvería a presentar la moción una y mil veces", y auguró que "dentro de un tiempo se volverá a hacer".

Su sucesor podría ser nombrado este mismo viernes, a las seis de la tarde, en una Junta Directiva regional, que es el máximo órgano entre congresos. Así ocurrió tras la marcha de Antonio Basagoiti, evitando una gestora. Uno de los más señalados internamente para ocupar el puesto vacante es Maroto, otrora alcalde de Vitoria y hoy vicesecretario general de Acción Sectorial. El martes por la noche, él ya sabía lo que iba a ocurrir, pero permaneció en silencio. Y, sólo minutos antes de la rueda de prensa de Quiroga, defendió el fondo de la ponencia, pese a que desveló que le pidió que la retirara.

Maroto rechaza que esté en la terna, en la que también hay otros dirigentes, pero no muchos más. Destacan Alonso, Borja Sémper, Javier de Andrés o Iñaki Oyarzábal, muy enfrentado con Quiroga y distanciado de Cospedal. Uno de los problemas del cargo es que será de transición, hasta un congreso regional extraordinario, previsto para 2016.

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