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El PP vasco vuelve a romperse a la espera de que Quiroga aclare su futuro

La líder regional, tras verse con Cospedal, comparece este miércoles ante la enorme presión interna. En esRadio, Borja Sémper critica su mutismo.

Arantza Quiroga, cuando explicó que habían decidido retirar su polémica propuesta | EFE

La situación que atraviesa el PP vasco es insostenible. Lo reconocen en la estructura regional, y también en la sede nacional del partido. Tras seis días de silencio, únicamente María Dolores de Cospedal -su valedora en el último y convulso congreso que le dio la presidencia- ha arropado a Arantza Quiroga este martes. "Desautorización, ninguna; absoluto respaldo", zanjó desde Bruselas para después, ya en Madrid, almorzar con ella. El jueves pasado, la dirección nacional ya se vio obligada a negar su renuncia. "No hay nada de eso", se dijo oficialmente. Si bien, todo parece ahora más abierto que nunca.

Desde que el miércoles pasado se viera forzada a retirar la polémica moción sobre la banda terrorista ETA, Quiroga ha desaparecido de la escena política. Primero, se dijo que era por una indisposición. Pero los días han pasado, y su jefe de prensa "ni tan siquiera atiende las llamadas", según las quejas internas. Ante la presión, la todavía presidenta del PP vasco comparecerá este miércoles en rueda de prensa en San Sebastián a las diez y media de la mañana.

Un anuncio de última hora que, en todo caso, no acabó con la sensación de desmoronamiento interno. De nuevo, el PP vasco, muy tocado tras el último cónclave, volvió a romperse. Guipúzcoa y Álava se alejaron todavía más de Quiroga y hasta Nerea Llanos, la número dos por la que apartó a Iñaki Oyarzábal del puesto, le reclamó que "no tarde mucho" en aclarar su futuro porque "la situación no es fácil".

La jornada fue durísima. "Que comparezca lo antes posible para dar explicaciones sobre su futuro", le exigió Borja Sémper, el responsable del PP de Guipúzcoa, y con un importante predicamento en la prensa nacional. En Es la Tarde de Dieter, de esRadio, admitió que no tiene "ni la más remota idea" sobre dónde está Quiroga. "No es explicable que no tengamos contacto desde hace seis días. No se pueden poner paños calientes", zanjó, recalcando que lo ocurrido "tiene que suponer un antes y un después en la política de comunicación".

Las críticas soterradas también se multiplicaron desde la estructura alavesa, muy distante de Quiroga antes de la crisis. Cabe recordar que Alfonso Alonso fue el primero en criticar públicamente a la líder regional por la presentación de la moción, lo que multiplicó el eco de la polémica. Era miércoles por la mañana, y entonces Quiroga había cosechado el plácet de Génova. Si bien, el aplauso de Bildu a la moción y la denuncia de la AVT hicieron cambiar de opinión a la dirección nacional, que le obligó a rectificar.

Desde entonces, los comentarios más escuchados sobre ella han sido que está "muy mal" y pasando "un momento muy duro". Amigos y enemigos políticos lo han repetido una y otra vez, mientras que Quiroga dejaba de contestar llamadas. "No lo ha gestionado bien", se deslizó desde la propia dirección nacional. Y de ahí que, en toda esta difícil travesía, prácticamente nadie haya descartado que acabe tirando la toalla.

Solamente Cospedal, su principal defensora, insistió en rechazar a micrófono abierto el posible recambio. "No hay ningún problema más, ni ninguna crisis más", dijo en la capital comunitaria. "No hay nada más", reiteró, preguntando a los periodistas si ellos nunca se cogían unos días de vacaciones. Horas después, la citó en Madrid parapedirle una vez más que resista, pero los rumores eran muchos a última hora del día.

El plan de la número dos es celebrar los congresos autonómicos después del general, previsto para primeros de 2016. Por lo que el adiós de Quiroga supondría un revés para Génova -en principio, habría que crear una gestora, como recientemente también hubo en Navarra-, y más en vísperas de los comicios. Y de ahí que, públicamente, Cospedal haya negado hasta el final que la posibilidad de la renuncia esté encima de la mesa.

Un extremo que, a última hora del martes, se alimentaba todavía más en círculos del PP vasco. Javier Maroto, hoy vicesecretario de Acción Sectorial y otrora alcalde de Vitoria, es el mejor posicionado para liderar el partido, ocurra cuando ocurra. Cuenta con el plácet del ministro Alonso y con una relación que ha ido a más con Rajoy. Aunque él, en un día sin ruedas de prensa en Génova -algo insólito tras un Comité de Dirección-, también optó por el silencio.

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