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Feroz artículo de Alfonso Guerra contra Artur Mas por dar "un golpe de Estado"

En un bronco artículo, Alfonso Guerra acusa a Mas de dar un "golpe de Estado" para romper España y defiende la aplicación del artículo 155.

Imagen de archivo de Alfonso Guerra | EFE

Alfonso Guerra, el que fuera vicepresidente del Gobierno y número dos del PSOE con Felipe González, considera que el presidente de la Generalidad, Artur Mas, está llevando a cabo "una suerte de golpe de Estado a cámara lenta" y critica la falta de reacción del Gobierno del PP y de los "pusilánimes" que reniegan del artículo 155 de la Constitución, así como la responsabilidad de la izquierda catalana y la "complicidad" de los sindicatos con el separatismo.

En un artículo publicado en la revista Tiempo Guerra escribe que las autoridades catalanas "vienen practicando una suerte de golpe de Estado a cámara lenta, con la complacencia de los partidos políticos, los medios de comunicación, los sindicatos y la patronal y hasta de alguna entidad deportiva", en alusión al Fútbol Club Barcelona.

Se trata, a su juicio, de "un verdadero monumento a la cobardía" del que hace protagonista a Artur Mas, que tiene "embargadas todas las sedes de su partido por la corrupción" y que "evita rendir cuenta de su pésima gestión como gobernante" dando "un salto en el vacío con la imperdonable consecuencia de lanzar por el precipicio a todo el pueblo catalán". "Huir hacia adelante es la más execrable forma de cobardía", proclama.

Los sindicatos le bailan el agua a Mas

Pero aunque la responsabilidad del proceso corresponde a los nacionalistas "y sus adláteres", Guerra señala que "la izquierda tiene también su responsabilidad, pues no se ha atrevido a parar un programa que representa el viejo proyecto de la burguesía catalana". "Sobrecoge observar cómo los sindicatos bailan el agua a Artur Mas y sus monjas coadyuvantes", comenta.

Además, muestra su "inquietud por la falta de respuesta" del Gobierno del PP y del conjunto de la sociedad. "¿Podemos imaginar que el presidente de un land alemán o el presidente de una región francesa anunciara la independencia? -se pregunta-. Ese presidente no podría mantenerse en el puesto más allá de 24 o 48 horas".

En ese sentido, el histórico socialista censura que se llame a la prudencia al Gobierno de la Nación y que se hable de evitar un "frentismo indeseado". "Es decir, que estamos ante el anuncio de un verdadero golpe de Estado que desgajaría una parte de la nación, y nuestros políticos e intelectuales están preocupados porque el Gobierno pueda reaccionar a un acto de secesión", se sorprende.

"Pusilánimes" que temen un supuesto "frentismo"

Guerra, que presidió la Comisión Constitucional del Congreso cuando se debatió la reforma del Estatuto catalán, se lamenta de que "la sin razón de los asustados por la reacción, no por la violación constitucional, alcanza límites de tal despropósito como el de llegar a negar, como un acto impropio, que se puedan aplicar los preceptos de la Constitución a quien pretende romperla".

Por contra, el exvicepresidente defiende el artículo 155 de la Constitución, que permite obligar a una comunidad a cumplir sus obligaciones legales, como una vía "sensata" a tener en cuenta. Eso sí, Guerra, que participó activamente en la redacción de la Carta Magna, deja claro que ese artículo no habilita al Gobierno para suspender la autonomía ni para disolver el parlamento autonómico.

"Los pusilánimes advierten de que no se vaya a aplicar el artículo 155 de la Constitución, pues eso les parece poco democrático. Asustados porque se pueda aplicar un artículo de la Constitución que fue aprobado por unanimidad cuando se debatió en la Comisión Constitucional -añade-. Pues ahora, para algunos parece ser una norma represiva de un régimen no democrático".

No es la primera vez que Alfonso Guerra alza la voz en contra del desafío separatista de Mas y pide al Gobierno que ejerza sus funciones y mandatos constitucionales para hacer cumplir las leyes. Guerra votó "sí" al Estatuto de Cataluña después de presidir la Comisión en el Congreso encargada de su tramitación -y en la que, según dijo, habían "cepillado como un carpintero" el texto para darle encaje en la Carta Magna-. Después de todo aquello, Guerra llegó a confesar que "quizá" hubiera sido mejor que el Congreso de los Diputados hubiera rechazado el texto.

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