Mariano Rajoy promete salvaguardar el orden constitucional, que reconoce que está en riesgo por el plan separatista de Artur Mas y sus aliados. "En el supuesto de que en el futuro alguien haga declaraciones unilaterales de independencia, sería un ataque frontal a la ley y a las normas de convivencia que no tiene precedentes", reconoció. Pero no da detalles de cómo actuará, más allá de proclamar que el Gobierno "no lo va a permitir" y "está preparado" para actuar ante cualquier hipotético escenario.
Así, una vez más, el Ejecutivo reclamó sosiego y esperar a los acontecimientos. "Defendemos la Constitución sobre hechos y no sobre declaraciones. No vamos a levantar las cartas", dijo José Luis Ayllón, portavoz autorizado de la Moncloa, en una conversación informal con periodistas este mismo lunes. Más aún, avisó de que "no se va a dar ni una sola información" sobre el proceder gubernamental ante hechos que aún no se hayan producido.
La primera prueba de fuego, según Rajoy, es el decreto de convocatoria de las elecciones catalanas, previsto para el próximo 3 de agosto. Entonces, la Abogacía del Estado lo estudiará al detalle y, en caso de ilegalidad, presentará un recurso ante el Tribunal Constitucional. "En esas elecciones no se le va a privar a los españoles de ningún derecho", afirmó Rajoy en rueda de prensa en Madrid junto a su homólogo argelino, Abdelmalek Sellal. Esto es, se abrirán las urnas "exclusivamente" para elegir al presidente de la Generalidad y a los representantes del Parlamento autonómico.
Garantizado que este proceso electoral sea al uso, el Ejecutivo volverá a esperar acontecimientos, según se desprende de las palabras de Rajoy, que presupuso que podría enfrentarse a una declaración unilateral de independencia. Si tal extremo se produce, fuentes del Gobierno afirman que se actuará de acuerdo a las herramientas que la Carta Magna les proporciona, pero no entran en la letra pequeña. "España no se romperá conmigo de presidente", ha repetido Rajoy a lo largo de la legislatura.
"No es un choque de trenes, es la aplicación de la ley. Todo es posible dentro de la ley y nada lo es fuera de ella", zanjó con contundencia el jefe del Ejecutivo, que no citó a Mas en ningún momento de la comparecencia. "La soberanía nacional no se va a romper y no va a ver independencia de Cataluña", reiteró, no sin confesar lo "grotesco" de la situación en tanto en cuanto sería "una liquidación de las reglas de juego".
Para el presidente, los ciudadanos pueden estar "tranquilos" porque "los catalanes nunca van a perder su condición de catalanes, españoles y europeos". Si bien, ningún portavoz quiso aclarar la hoja de ruta del Gobierno -no se menta en público el artículo 155 de la Constitución- para mantener el marco vigente. "Hay que esperar", insistieron.
"Génova13"
En este contexto, Rajoy evitó aclarar el futuro político de Alicia Sánchez Camacho, que según su entorno será la candidata del PP en los comicios del 27 de septiembre. Primero no quiso responder y, cuando se le repreguntó, contestó lacónico: "Génova13".
El lunes, Rajoy reunió al Comité de Dirección y Camacho esperaba un gesto de la dirección, pero no se abordó la candidatura del PPC. Después, en rueda de prensa, Javier Maroto ni tan siquiera la citó a pesar del aluvión de preguntas sobre la cuestión. Pese a ello, en la estructura regional siguen dando por descontado que será ella la cabeza de cartel, aunque existe un sector importante que reclama un recambio.
El presidente tampoco quiso responder si ve factible un bloque de formaciones contrarias a la secesión. A su juicio, lo importante es que el Gobierno actuará como tal y "lo que sea España lo decidirá el conjunto de los españoles". Mientras tanto, abogó por "la estabilidad política y por dar certidumbre a la gente" y, en hasta tres ocasiones, quiso transmitir "tranquilidad".