En hasta dos ocasiones tuvo que interrumpir Jesús Posada a Soraya Sáenz de Santamaría para reclamar silencio a la bancada socialista. "Esto es intolerable, compórtense", se quejó en una bronca sesión de control, en la que la vicepresidenta y el representante del PSOE se echaron en cara casos de corrupción. De nuevo, el y tú más mientras los diputados de uno y otro lado hacían aspavientos.
En ausencia de Mariano Rajoy -que inicia este miércoles un viaje a Bruselas- el protagonismo recayó en Sáenz de Santamaría, que ya el martes elevó el tono político en el Senado. Antonio Hernando le preguntó por el cese del delegado del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Serafín Castellano, y le echó en cara dos respuestas escritas en las que le defendía cuando, a juicio del dirigente del PSOE, ya había razones para dudar de él.
"¿Con qué rigor responde a las preguntas escritas?", expuso, sacando a colación una de ellas sobre el regalo de un rife a Castellano. "¿Se fió de él como Rajoy con Bárcenas?", atacó, no sin acusarla de "mentir" en la sede de la soberanía nacional.
La vicepresidenta replicó con dureza. "Usted es ‘consejos vendo que para mí no tengo’", y acusó a Hernando de estar "encantado de hablar de corrupción" pero sin tomar decisiones en el seno del PSOE. "¿No apoyó usted al delegado del Gobierno de Melilla que está imputado por compra de votos?", azuzó mientras el ruido iba a más en el hemiciclo. También citó el escándalo de Aznalcóllar o "las detenciones" en las empresas de empleo de Andalucía. Y, para rematar, miró al escaño vacío de Manuel Chaves.
"Yo he asumido responsabilidades y el señor Castellano no está en activo", se defendió Sáenz de Santamaría, para a renglón seguido instar a Hernando "aplicarse el cuento". "Es el mayor aficionado a hablar de corrupción en esta cámara, pero qué quiere que le diga, el menos indicado. Vaya tomando decisiones y menos darle lecciones a los demás".