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Colau toma el mando del 'procés' y no acepta la hoja de ruta de Mas y Junqueras

La vencedora de las elecciones en Barcelona califica de "impropio" el plan de CDC/ERC, pero insiste en que aplicará el "derecho a decidir".

Barcelona TV

Ada Colau ya ejerce de alcaldesa, aunque aún no está atado que lo vaya a ser. Negocia con el PSC, con las CUP y con ERC para obtener la vara, pero no quiere ataduras ni acepta imposiciones, de ahí que le haya mandado el mensaje a Junqueras, el reelegido líder de ERC, de que la "hoja de ruta" que firmó con Mas es papel mojado para ella, una cosa "impropia" que no está dispuesta a aceptar para satisfacer a ERC y callar a los convergentes.

La exactivista antihipotecas no se declara abiertamente independentista, pero admite que participó en el referéndum ilegal del 9-N y votó dos veces sí al "Estat propi". En lo que no tiene doblez alguna es en su posición sobre el "derecho a decidir", del que es abiertamente partidaria. El matiz está en que Colau no sólo quiere decidir sobre un hipotético estado catalán, sino que pretende hacerlo también sobre una moneda propia, para eliminar el turismo o "remunicipalizar" Aguas de Barcelona, entre otras medidas que han sembrado el pánico en CiU y en los círculos económicos catalanes, sobre todo en los que más han apoyado y se han beneficiado del proceso separatista.

En CiU claman contra el alcalde saliente, Xavier Trias, por haber dado por perdida la alcaldía con sólo un concejal menos que Colau, diez frente a once sobre un total de 41. La tercera fuerza es Ciudadanos con cinco ediles; la cuarta, ERC, con los mismos escaños. Cabe resaltar que el partido de Junqueras fue el más votado en el término municipal de Barcelona en las últimas europeas. En quinto lugar quedó el PSC, con 4 ediles; sexto el PP con tres y en último lugar las CUP, también con tres.

El tablero municipal de Barcelona estimula las hipótesis sobre alianzas tan inciertas como de conveniencia. En CDC se ha convertido en un clamor que Mas y Trias se equivocaron al admitir la noche del 24-M la derrota en Barcelona, cuyo valor simbólico como capital de Cataluña es residual. Lo que importa es que el Ayuntamiento de la Ciudad Condal, así como la diputación provincial (que también está en el aire) son, junto al Fondo de Liquidez Autonómica, los socios capitalistas del procés.

ERC, por su parte, intenta justificar que negocia y está dispuesta a apoyar a Colau a cambio de ampliar "la base del soberanismo". Es una manera de justificarse ante Mas, que amenaza con no convocar el 27-S si Junqueras entroniza a Colau. Las negociaciones se suceden y sólo Ciudadanos y el PP están al margen. El PSC habla con CiU, las CUP con ERC, Colau con todos menos con CiU y Mas intenta por todos los medios impedir el acceso de Podem a la alcaldía de Barcelona. Eso supondría que pierde el liderazgo del proceso, que la "hoja de ruta" cambia de intérpretes y que su corrupto partido ya no es necesario ni para ERC ni para la izquierda emergente en el camino hacia la "autodeterminación".

Este miércoles, Colau ha dicho que no acepta "hojas de ruta impropias"; el martes, que organizará un referéndum para decidir si Barcelona se incorpora a la "Asociación de Municipios por la Independencia"; el lunes, que desobedecerá las leyes que no le parezcan bien. Mas se difumina y crece la imagen de Colau, quien además de la independencia, promete venganza, papeles para todos y un salario universal.

Al tiempo, Mas sopesa, aconsejado por sus augures, disolver la marca electoral CiU y presentarse al frente de una plataforma "independiente", con figuras del proceso como Carme Forcadell, Muriel Casals, prófugos de Unió e intelectuales y artistas por la independencia.

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