José María Aznar pidió un nuevo contrato entre el PP y los votantes, especialmente los defraudados, en su reencuentro con la militancia. "Estoy aquí porque este es mi sitio y es una forma modesta de corresponder a todo el trabajo y el compromiso que construyen los grandes proyectos, los que merecen la pena", proclamó con la vehemencia que le caracteriza. Y atacó al resto de formaciones, "populistas, aprendices de brujo y separatistas".
Al expresidente se le vio cómodo en Zaragoza, con una Luisa Fernanda Rudi que siempre ha dado la cara por él cuando otros miraban para otro lado, pese a que en su día trabajaran codo con codo con él. Y se dio un auténtico baño de multitudes. Una hora antes, el auditorio ya presentaba un lleno hasta la bandera, con más de 1.300 militantes. "Presidente", le jalearon nada más llegar mientras él alzaba sus brazos.
Aznar pidió bien claro el voto por el PP de cara a las elecciones autonómicas y locales porque, aseguró, tiene el mejor "proyecto" posible. No hay otra opción posible a sus ojos. Pero no mencionó en ningún momento a Mariano Rajoy, con quien no se verá en esta campaña y que, justo en ese momento, protagonizaba otro mitin en Talavera de la Reina. Lo que hizo fue defender las siglas, escondidas por algunos candidatos. Y hacerlo con energía.
"Permitidme que os hable como alguien que ha compartido con vosotros esfuerzos e ilusiones. Permitidme que os hable con una vida como la que he dedicado a trabajar por una España mejor", se dirigió a una militancia entregada. "Estoy aquí porque creo que es donde debo estar. Estoy en lo que creo, más allá de que eso sea cómodo o incómodo. Y estoy aquí con más razón aún porque no son tiempos fáciles", argumentó, mientras en Génova contenían la respiración, temerosos de que generara un nuevo quebradero de cabeza interno.
Aznar no atacó en ningún momento a Rajoy, simplemente le ignoró. Y se centró en dar la cara por el partido del que es presidente de honor. Ante quienes quieren "la destrucción del PP", aseguró que "no lo van a conseguir, al menos no con mi silencio ni con el vuestro". "En estos tiempos de dificultad tenemos que superar la tentación del desánimo. Ni desánimo ni desistimiento. No hemos cedido nunca; no vamos a ceder ahora ni a lo uno ni a lo otro", sentenció. "También es verdad que a veces alguno lo pone más difícil de lo que es de por sí. Son esos goles en propia meta", recalcó en clave interna.
"Volved a casa"
En varias ocasiones, y de forma directa, se dirigió al votante descontento. "Es posible que algunos que hace no mucho tiempo se sentaban aquí cerca, en estas primeras filas, ahora se sientan más lejos, allá arriba porque no se sienten tan cómodos. Y es posible que otros que hace algún tiempo estarían aquí, ahora nos miran entrar desde la calle", reconoció. "Volved a casa", les imploró. Rajoy, por el contrario, ha evitado hasta la fecha un llamamiento tan claro.
"A los que se han ido más lejos, les pido que se acerquen. A los que nos miran desde la calle, les pido que entren. A los que sienten desafección, les pido confianza", insistió Aznar, apelando a ese nuevo "compromiso" en el que la ideología gane fuerza. "Juntos tenemos cosas importantes que hacer por el bien de España", avisó a los que están tentados de no coger la papeleta azul el 24M. A ellos, una y otra vez, les reclamó "confianza y reflexión".
Fue entonces cuando criticó al resto de fuerzas. A todas. "Quitemos a los populistas de la mentira, a los aprendices de brujo, a los separatistas, a los que viven de explotar la desafección y la desconfianza", reclamó a los suyos. "Quitemos a los que hablan pero les tiemblan las piernas cuando tienen que empezar a tomar decisiones", añadió. Y preguntó al auditorio: "¿Y qué nos queda? Pues la respuesta es clara: Queda el Partido Popular".
Aznar dio por hecho que "todos sin excepción" irán contra el PP, y volvió de nuevo a dirigirse al votante que hoy duda sobre qué hacer. "Vamos a hablar para los que estáis aquí y para los que no están. Para los que dudan, para los que se pueden sentir decepcionados", dijo. Y añadió: "Pueden creer que votando a otros en realidad están votando al PP", pero instó a dejar de lado los experimentos.
Se refirió a la "centralidad" del PP, a las clases medias que hace cuatro años dieron a su partido un poder institucional histórico, pero –por encima de todo- apeló a los sentimientos, al "nuevo contrato" que defiende. "Viva Aragón y viva España", se despidió. Todavía tomará la palabra cuatro veces más. Mientras, Rajoy hacía de coro con un discurso muy patriótico desde Castilla-La Mancha: "La política importa y no es lo mismo que gobierne uno que otro".